Llega la primavera y con ella las fresas inundan todas las fruterías. Esta fruta originaria de la Europa del siglo XVIII y de nombre científico "Fragaria ananassa" es el resultado de la simbiosis de dos especies silvestres, la procedente de Norteamérica y de la chilena.

¿Te apetece conocer más sobre su composición y beneficios para la salud? Te lo cuento todo a continuación.

Apúntate a los antioxidantes

Los frutos rojos, como las bayas de Goji o las fresas, son ricas en antioxidantes, que como sabes, son muy beneficiosas para tu sistema inmunológico y para lucir una piel joven y nutrida.

Sin embargo, sus efectos no quedan ahí: contribuyen a hacer descender el colesterol malo, el LDL, a incrementar la producción de plaquetas y a mantener controlada la presión arterial, algo a lo que contribuye su contenido en potasio. De este modo, tu sistema cardíaco cuenta con las condiciones óptimas para funcionar correctamente y mantenerse sano por más tiempo.

A su vez, las fresas poseen multitud de compuestos vegetales como los polifenoles, los elagitaninos, el ácido elágico o las procianidinas. Todos ellos resultan muy efectivos para preservar el equilibrio de la microbiota intestinal, controlar el índice glucémico o minimizar el perfil lipídico, algo especialmente relevante si pretendes bajar peso.

Un tazón de 150 gramos de fresa contiene 50 calorías y 3 gramos de fibra. El 26 % de sus carbohidratos son fibra, un porcentaje notable para facilitar tus digestiones, mantener alejado el estreñimiento y sentirte saciado, sin la tentación de picar entre horas.

Completan su composición minerales como el manganeso, hierro, cobre, magnesio, fósforo y vitaminas como la B9 (folato o ácido folico), B6, K y E.

Si estás embarazada o sobrepasas los 60 años, las fresas además de muy sabrosas, constituyen una saludable aliada en tu rutina alimentaria.

Las fresas y el cáncer

Son varios los estudios que apuntan a la acción neutralizadora de estas frutillas sobre 2 de los principales precursores del cáncer. Nos referimos a la inflamación y a la oxidación celular.

Como ya hemos comentado, las fresas atesoran una buena cantidad de antioxidantes, presentes en las vitaminas C y E, así como en los polifenoles con los que inhibir el crecimiento de las células enfermas y bloquear el progreso de la enfermedad.

Pese a que aún quedan muchos ensayos clínicos que realizar en humanos, su incorporación a tu dieta es un valor seguro que beneficiará a muchos de tus órganos. El más evidente es el caso de la piel: las fresas te ayudarán a combatir el envejecimiento y parecer más joven de lo que realmente eres.