Últimamente hemos visto el aumento del uso de los protectores gástricos. Esto se debe a que la gente parece que le hubiera perdido “el miedo” y muchos no lo consideran un medicamento sino una simple ayuda para combatir las molestias estomacales.
De hecho, las farmacias han triplicado la dispensación de este fármaco desde hace muchos años. El más popular de todos es el omeprazol. Donde su función es disminuir la cantidad de ácido que produce el estómago durante la digestión, por eso se conocen como protectores gástricos.
Pero ¿para qué están indicados exactamente?
Si consultamos la ficha técnica, las indicaciones reales son muy pocas: cuando hay una ulcera gástrica o duodenal (siempre que no haya sospecha de tumor para no enmascararlo), o si hay inflamación del esófago (esofagitis) con reflujo (paso de ácido del estómago hacia el esófago).
Y ¿es recomendable usarlo para proteger el estómago de la acción de otros fármacos? En algunos casos si es recomendable. Se prescriben mayores de 65 años que tomen medicamentos para la prevención de infartos o si se toman antiinflamatorios en caso de artritis.
¿Cuándo no deben tomarse protectores gástricos?
Lo cierto es que no estaría indicada la preinscripción de un omeprazol si la persona tiene una hernia pero no le provoca ningún síntoma, es decir, reflujo gastroesofágico.
Tampoco deberían recurrir a aquellos pacientes menores de 65 años que vayan a tomar algunos días (incluso pocas semanas) algún tratamiento antiinflamatorio.
De esto modo, los “peligros” de tomar omeprazol de forma continua se basan en que la toma de un inhibidor de la bomba de protones hace que el estómago no produzca el ácido necesario para su normal funcionamiento, es decir, para hacer la debida digestión.
En esos casos, disminuye la absorción de hierro (aumentando el riesgo de anemia), de la vitamina B12 y el calcio junto con el magnesio. En el caso del calcio, se ha visto que la mala absorción es tal que las personas que siguen un tratamiento crónico tienen más riesgo de fracturas de cadera.
Pero, ¿Cómo evitar la acidez sin fármacos?
Los protectores no siempre son necesarios. De hecho, existe una situación en que los antiácidos deberían ser la última opción: el reflujo gastroesofágico. Para ello, es recomendable que comas ligero y evites las comidas copiosas, sustituyéndolas por varias ingestas menos abundantes a lo largo del día.
También puedes optar por evitar algunos alimentos. Si sueles sufrir ardores, seguramente conoces los alimentos que más los producen: café, chocolate, té, alcohol, grasas y bebidas con gas. No abuses de ellos y sobretodo, evítalos en las cenas. Y cuando los tomes duerme con la cabeza un poco elevada.
Por último, los malos hábitos como el tabaco dificulta la curación de cualquier ulcera que pueda aparecer en el cuerpo y el estrés también favorece este reflujo. Usa técnicas de relajación para combatirlo.