La rabia es una enfermedad de origen viral, que causa una encefalitis y es de alta mortalidad; es catalogada como la zoonosis más antigua. El agente etiológico es un virus de la familia Rhabdoviridae, género Lyssavirus, con afinidad por el tejido nervioso.

Transmisión

La enfermedad se transmite a través de la mordedura de un animal enfermo que se encuentre liberando virus por la saliva y casi todas las especies de sangre caliente son susceptibles a la enfermedad, incluido el ser humano. Se han descrito casos muy raros de transmisión por transplante de cornea entre seres humanos.

En ciclo urbano de la rabia, el perro es el reservorio más importante, existiendo en algunos países en vías de desarrollo cifras importantes de mortalidad por esta causa en animales domésticos.

El murciélago vampiro, Desmodus rotundus, juega un papel importante en la transmisión de la rabia en el medio rural, siendo el principal reservorio del ciclo selvático de la enfermedad.

Síntomas

Una vez que se produce la transmisión, el virus invade el sistema nervioso y la aparición de los síntomas dependerá del sitio de la mordedura, mientras más cerca del cerebro sea la mordedura los síntomas aparecerán con mayor rapidez, ya que el virus viaja desde el sitio de inoculación hacia el cerebro a través del tejido nervioso.

En animales se describe una fase prodrómica, donde se observan signos inespecíficos de enfermedad, apatía, malestar y pérdida del apetito. Luego, dependiendo de la especie puede evolucionar a una fase furiosa, común en caninos y felinos domésticos y silvestres, en la cual los animales deambulan desorientados y tienden a atacar a otros animales, seres humanos e incluso a objetos inanimados.

En animales de abasto como los bovinos ocurre la forma paralítica o muda, en la cual el animal cae al piso, paralizado, presentando signos clínicos de enfermedad neurológica.

La incapacidad para tragar por el dolor que se genera, hace que se observe abundante saliva en boca, y los animales rehúsan a ingerir agua y alimentos por lo que se le conoce también como hidrofobia.

En ambos casos la muerte sobreviene en unos pocos días y no existe tratamiento para la enfermedad.

En los humanos, la enfermedad suele ser mortal una vez que se presentan los signos clínicos y en casos de mordedura por un animal sospechoso de rabia se produce a realizar un esquema de vacunación postexposición que suele prevenir la aparición de los síntomas.

Prevención y control

La prevención de esta enfermedad consiste en la aplicación de la vacuna antirrábica a los animales susceptibles: perros, gatos, bovinos entre otros, también se recomienda el control de perros y gatos en situación de calle. En zonas rurales con alta incidencia de la enfermedad se han realizado campañas de control en poblaciones de murciélago. La educación y la promoción de la salud es una medida preventiva eficaz ante esta enfermedad.