Hace pocos días la revista científica "alzheimer´s & Dementia: The Journal of the Alzheimer´s Association" se hacía eco de un importante estudio llevado a cabo en nuestro país en relación con el Alzheimer. Como veremos a continuación, este Estudio Alfa, tal y como se le ha bautizado, es pionero en sus métodos y en sus conclusiones, que materializan un nuevo escenario en la prevención de esta patología neurodegenerativa.

El Alzheimer se hace presente años antes de su desarrollo

Con anterioridad a este estudio ya se sabía que a partir de los 60 años el cerebro comienza a experimentar cambios morfológicos que apuntan a la neurodegeneración.

Sin embargo, lo que se acaba de constatar con el Estudio Alfa es que las personas sanas si son portadoras del Gen Apoe-E4, y por tanto, con mayor riesgo de padecer Alzheimer, poseen ciertas alteraciones neuroanatómicas que alertan de la inminencia de la enfermedad.

El estudio que cuenta con la financiación de la Fundación Maragall y de la Fundación LaCaixa ha sometido a análisis la genotipación de 2.743 personas. De ellas, han participado en el ensayo clínico 533 por ser portadoras del alelo E4 o por poseer una copia del mismo.

Por primera vez se han empleado pruebas de neuroimagen, es decir, resonancias magnéticas con las que se ha detectado que existe una equivalencia proporcional entre el número de estos alelos y el volumen de la sustancia gris en áreas como el Hipocampo que, precisamente, es la primera en deteriorarse cuando se inicia la neurodegeneración.

En este sentido, cuantos más alelos del gen Apoe-E4 se tengan menor será la proporción de la sustancia gris en el hipocampo y mayor su concentración en el tálamo, el lóbulo occipital y el córtex derecho frontal, como consecuencia de la inflamación causada por la acumulación de proteína betaamiloide.

¿Es posible prevenir el Alzheimer?

Aunque todavía no existe curación para esta enfermedad, estos hallazgos facilitan su prevención, como vemos, incluso antes de que haya comenzado a somatizarse. La anatomía cerebral nos revela mucha información valiosa para adoptar las medidas de refuerzo cognitivo adecuadas a cada estadio de la enfermedad.

Al tratarse de una patología multifactorial inciden en su desarrollo múltiples factores como son la edad, la genética, la salud cardiovascular y los hábitos de vida. Llevar una vida activa, con presencia regular del ejercicio físico y de la interacción social, una dieta variada y con rutinas que reduzcan la ansiedad (yoga, pilates, contacto con la naturaleza...) es la manera más saludable y divertida de preservar la salud neuronal y cardiovascular.