Seguramente has oído mil veces términos como “faciales” y “limpieza Facial”, pero como francamente suena muy complicado y además parece ser algo solo para gente grande, nunca te has detenido a escuchar de qué se trata en realidad. Lo primero que debes saber es qué es un facial. La respuesta fácil. Es un tratamiento intensivo para el cuidado de la piel. Y la diferencia entre un facial y una limpieza facial, radica en el tipo de productos y el tiempo que dura la sesión. Lo que pasa es que generalmente los faciales se aplican en Cutis que necesitan tratamientos más profundos porque están muy maltratados, deshidratados o con manchas.

Los cutis también tienen sus propios medios para hacerte saber que ya necesita una limpieza facial, así que si notas algunos de los siguientes síntomas, no dudes en hacértelas: puntos negros, cierta luminosidad en tu cutis, sobretodo en la zona T (frente, nariz y barbilla) no tienes que esperar a que se vea brillante. También venitas en nariz, comisuras de la boca o pómulos, que normalmente se presenten en cutis muy sensibles: manchas blancas o de color café y agrietamientos.

¿Por qué a mí?

Quizá todavía no entiendes por qué te estamos diciendo todo esto si tú no tienes ningún problema, pero esa es precisamente la primera razón por la que hacerte una limpieza facial sería una buena idea. Lo que sucede es que cuando nuestro cuerpo empieza a cambiar, nuestro humor esta de lo más voluble y hay días que no nos aguantamos ni nosotras mismas; en pocas palabras, cuando entramos a la etapa de adolescencia principalmente hay cambios hormonales muy significativos en nuestro cuerpo.

Uno de ellos se genera en las glándulas sebáceas, que son las que producen grasa. Y como si se tratara de una competencia, se ponen a hacer su trabajo mil por hora, aumentando enormemente la producción.

Así que si tú empiezas desde esta etapa de tu vida a hacerte limpiezas faciales, aunque solo tengas un par de granitos, podrías prevenir la aparición de estos en un futuro no muy lejano.

¿Cada cuánto?

La frecuencia con la que debes realizar una limpieza facial depende mucho del diagnóstico que te hagan. Y aunque lo ideal es hacerlo una vez al mes, hay cutis que reaccionan muy bien y pueden prolongar la siguiente cita para dos o hasta tres meses después.

Sin embargo, debes saber que cuando acudas a realizarte tu primera limpieza facial, vas a padecer de algo que se llama “rebote”, que no es otra cosa que uno que otro granito que aparece porque tu piel se está limpiando.

Y es que las cremas son como los instructores y guías de tu piel, y funcionan dándole información, para que sepa cómo actuar desde adentro y para que aprenda a eliminar las impurezas. Aunque a veces los granitos siguen saliendo uno o dos días después, si aguantas la tentación de quitártelos tú mismo, desaparecen solos en tres días y tendrá una piel muy bonita por más de un mes.