El kale es de esos alimentos que décadas atrás estaban reservados a los animales, pero que a la vista de su enorme valor nutricional se han extendido al consumo humano. No en vano, esta variedad de col rizada nos aporta una nada desdeñable dosis de calcio, que además es mejor metabolizada que la contenida en la leche de vaca. Por tanto, si eres intolerante a la lactosa o no consumes alimentos de origen animal ricos en calcio puedes asegurarte, a través del kale, unos niveles adecuados de este mineral en tu dieta. Algo que, sin lugar a dudas, agradecerán tus huesos y dientes.

Cardio protector y adelgazante

Dado su elevado contenido en agua, el kale apenas supera las 45 kcal por cada 100 gramos. Rico en minerales, el 10 % de su peso es proteína y el 3 % fibra. Como ves, reúne las características idóneas de un alimento integrado en una dieta de pérdida de peso.

De hecho, se ha convertido en un ingrediente imprescindible en la dieta de veganos y vegetarianos como fuente de proteínas de calidad y de un amplio espectro de minerales. Los más destacados son el calcio, el hierro, el magnesio, el potasio y el zinc.

Otra de las grandes fortalezas de esta verdura es que carece de antinutrientes como los oxalatos, fitatos o taninos. Una cualidad que optimiza la asimilación de sus beneficios por nuestro organismo.

Además de proteína, fibra y minerales, el kale te proporciona vitaminas C, E, A y K, indispensables para la coagulación de la sangre, la cicatrización, la función cerebral o para dotar de hidratación y elasticidad a tu piel.

¿Sabes que esta col te aporta 20 mg de vitamina C por cada 100 gramos? Junto con su hierro te ayudará a ahuyentar la anemia o a superarla en cuestión de pocos días.

Así mismo, contribuye a disminuir el colesterol LDL (malo) y a elevar el HDL (bueno), lo cual se traduce en un claro beneficio para el normal funcionamiento del corazón y para prevenir las tan temidas cardioapatías.

Por último, pero no menos importante, el kale acumula una enorme riqueza de minerales y vitaminas de carácter antioxidante, razón por la que cada vez más deportistas la toman después de sus entrenamientos para recuperar los electrolitos perdidos.

Sugerencias gastronómicas

Del kale se puede aprovechar todo, tallos y hojas, aunque son estas últimas las más consumidas. Al tratarse de una verdura puedes adaptarla a multitud de recetas: como guarnición de carnes o pescados, saltearla para acompañar pasta o arroz, añadirla a guisos, incorporarla en fresco a ensaladas, mezclarla en purés o utilizarla para preparar refrescantes zumos y smoothies détox.

A buen seguro, su versatilidad alimentará tu creatividad.