El gobierno catalán ha tomado la decisión de multar ciertas violencias sexuales que, hoy en día, según el Código Penal, solo son castigadas si es un menor de edad quien las sufre. Actos como el exhibicionismo obsceno, el acorralamiento o la masturbación serán perseguidas si hay un fin sexual en las mismas.

El Código Penal solo penaliza si la víctima es menor de edad

Un caso llamativo es el que sucedió hace poco en Orihuela (Alicante). Una joven de 18 años tuvo que aguantar que un hombre caminase detrás de ella masturbándose, sin poder hacer nada, ya que no era un delito.

El Código Penal solo indica que sería un delito de exhibicionismo y de provocación sexual si hubiera tenido lugar ante un menor de edad o ante un discapacitado.

Para poder combatir violencias sexuales que tienen lugar en espacios públicos o de ocio que no se incluyen dentro del Código Penal, la Generalitat ha aprobado un protocolo pionero en España que multará con cantidades de hasta 10.000 euros conductas violentas como el acorralamiento con un fin sexual, el exhibicionismo obsceno o la masturbación.

Estas conductas se han naturalizado con los años

En el plan regional también se incluye organizar pautas de actuación a cuerpos de seguridad, a los locales y empresas de ocio que quieran adherirse de forma voluntaria.

Se calcula que se dará formación a unas 13.000 personas. Miquel Buch, conseller de Interior, ha explicado que este protocolo va a permitir luchar contra conductas que, quizás, se han naturalizado a lo largo de estos años.

Aunque sorprenda que en el año 2019 se tome esta decisión, es la primera Comunidad Autónoma que ha decidido buscar una solución ante una serie de prácticas que han sido clasificadas como violencia sexual en todo el mundo; pero, aquí en España no son consideradas un delito a pesar que la víctima se siente humillada e indefensa ante lo que está sucediendo.

Incluso, si se llega a defender puede ser acusada por un delito de agresión.

Por otra parte, el culpable de acosar a la joven de 18 años ya ha sido identificado. Es un trabajador del sector de la construcción, casado, de nacionalidad española y que ronda la treintena. Pero, con las leyes actuales, la Guardia Civil no puede arrestarle ni imponerle una sanción económica. A pesar que la joven reconoció sentirse en peligro, acosada y que la situación podría llegar a más si se enfrentaba a su acosador que, sin ninguna vergüenza, iba masturbándose detrás de ella.