El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, declaró ayer en la sesión de control al Gobierno, celebrada en el Congreso de los Diputados, que la actual presidencia del PSOE está desmoronándose progresivamente debido a los recientes acontecimientos que han puesto en duda la integridad del gabinete socialista.
Casado criticó que los socialistas utilicen instrumentos como la Ley contra la violencia de género para esquivar el veto a los presupuestos generales. Además, el presidente del conjunto popular afirmó que a Sánchez “la Moncloa le queda grande”.
De la misma manera, el Presidente del Gobierno respondió a su contrario alegando que tanto el PP como el partido de centro, Ciudadanos, están bloqueando a la mayoría parlamentaria que se encuentra en el hemiciclo.
Sin embargo, las lanzas entre los dirigentes de los partidos más apoyados de España no terminaron ahí. Lo más sonado llegaba cuando Pablo Casado, apoyándose de una ristra de refranes populares, acusaba a Sánchez de liderar España sin representar la voz de todos los españoles. De la misma manera, exigió la convocación de elecciones.
Sin embargo, en esta sesión de control al Gobierno intervinieron también los representantes de otros grupos parlamentarios. Precisamente, el componente de Esquerra Republicana, Joan Tardà, exigió a Sánchez una solución ante el panorama de discordia que existe en Cataluña puesto que, en palabras de Tardà, se trata de “un escenario de exclusión es pan para hoy, y hambre para mañana”.
El Presidente, de acuerdo a las demandas del diputado de Esquerra, asintió que es necesario llegar a una coyuntura de “catalanes con catalanes, y no catalanes contra catalanes”.
Así, Tardà aboga porque se haga fructífera la idea de poder llegar a un diálogo con el fin de que Cataluña siga siendo una comunidad o, de lo contrario, convertirse en una nueva república.
Todo ello para que no haya “ni más muros, ni violencia, sino convivencia”.
Poco después, la presidenta del Congreso dio paso al integrante del Partido Nacionalista Vasco, Aitor Esteban, quien se centró en recordar a Sánchez su inconformidad con el período para revisar los secretos de los documentos clasificados pidiendo así una reforma de la Ley de Secretos Oficiales.
Sánchez se mostró partidario acerca de esa propuesta, añadiendo además la intención que tiene el Gobierno por permitir, con carácter general, la revisión de los documentos registrados en el archivo general militar de Ávila así como la reforma íntegra de la hoy día muy nombrada Ley de Memoria Histórica.