Alemania ha puesto en libertad al ex president. Inmediata comparecencia a pie de presidio. Declaraciones jugosas. Desafío soberanista al canto. Mensaje para Europa. Mensaje para España, en concreto para Madrid y en particular para don Mariano Rajoy y sus adláteres.

¡Que siga la función!

Su mujer, convenientemente aleccionada, sigue los pasos del egregio mandatario. La bella rumana juega a placer el juego de su señor esposo. Un poco como la consorte del presidente norteamericano, en otro estilo, por supuesto.

La política ha entrado en el show business.

Lo hizo el señor Putin. El señor Trump siguió sus pasos. Y a continuación dio un salto de gigante el alumno aventajado catalán, tercer líder occidental en apuntarse al carro de la show-política.

Culebrón interminable

#Puigdemont nos trae de cabeza con su culebrón interminable. Pendientes de hasta las variaciones que sufre su peinado probablemente de pega en cada comparecencia televisiva.

El ex president es un astro, es un campeón, indudablemente. Ha conseguido la proeza planetaria de mantener en suspense a todo hijo de vecino, ya sea chino o angoleño.

Sus maniobras son toda una lección de estrategia con el único objetivo de llamar la atención, de acaparar la atención, de monopolizarla. He ahí su gran mérito, indiscutible.

Puigdemont al cubo sentando cátedra un día sí y el otro también sobre cómo conseguir réditos políticos a través del show business político.

Mañana no sabemos qué dará de sí el serial televisivo, pero sin duda nos aguardan sorpresas. De eso se trata, de sorprender y dejar al público intrigado al final de cada capítulo, como en los best-sellers.

El delfín rebelde

Nadie se imaginaba que esto llegaría tan lejos cuando su predecesor en el cargo lo asignó por la puerta de atrás.

El niño bueno, el tiburón aplicado, se ha desmelenado el tupé y hace show televisivo emulando al bueno de Travolta en sus tiempos mozos. O por lo menos es lo que parece. ¡Viva la #independencia!

Llegados a este punto el observador ecuánime se pregunta si lo que está en juego es la soberanía de Cataluña, su independencia, su gobernación, o quizá, quién sabe, un eventual cambio de peluquín o de peluca o de tinte en el look del ya afamado ex president, toda una celebérrima celebridad en el orbe entero, más que nuestro parco presidente Rajoy, ¡mil veces más!

¡Larga vida al show, que así twitteamos todos a gusto durante un buen rato…!

Claro que entre tanto un puñado de listos hace caja, dentro y fuera del #Gobierno, y por el camino queda un reguero de damnificados y daños colaterales a la sociedad catalana y española..