La reciente sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos no deja ninguna duda sobre la quema de fotos del Rey de España. Al admitir por la unanimidad de sus componentes que es un hecho que está amparado por la libertad de expresión. Como consecuencia de la aplicación de esta medida, el Estado español no podrá cobrar a partir de estos momentos la multa que se contemplaba en la normativa jurídica nacional.
Se trata de un duro golpe para los intereses del Partido Popular en su estrategia llevada a cabo en Cataluña, donde es habitual que desde las fuentes partidarias de la independencia se realice este acto como forma de desaprobación de la gestión de la monarquía española.
Primero quemaron los retratos de Juan Carlos y ahora en la figura de su sucesor Felipe VI. En una tierra en donde la Casa Real no goza de la mayor de las simpatías, con muchos detractores entre la opinión pública catalana.
No es un acto penal, sino que es propaganda
La sentencia dictada desde el órgano jurídico de Estrasburgo pone de manifiesto con meridiana claridad que esta clase de actos implican “una crítica política para atraer la atención de los medios de comunicación”. Pero en ningún caso puede ser considerado como acto delictivo que pueda ser penalizado por una multa o sanción, como sucedía hasta estos momentos.
Aunque lo más grave de esta sentencia supranacional es que indica que el Estado español ha estado vulnerando el derecho de los ciudadanos a la libertad de expresión.
Y que posibilita que estos puedan quemar retratos o fotos del Rey de España y de otras figuras de la monarquía española. Una decisión que ha sido muy bien recibida por parte de algunas fuerzas políticas que defienden el derecho a separarse de España. Tanto en Cataluña cono en el País Vasco y hasta Galicia.
La decisión se celebra con nuevas quemadas de Felipe VI
Para celebrar la emisión de esta polémica sentencia varios grupos lo han celebrado en Cataluña con la quema de las fotos de Felipe VI. Pero algunos ayuntamientos catalanes, como por ejemplo el de Sabadell, han ido aún más lejos en sus decisiones al manifestar el carácter no democrático del Estado español.
Incluso se han llegado a impulsar concentraciones en algunas localidades para poner de manifiesto el desagrado con el reinado de la dinastía Borbón. Al igual que en otras villas de especial relevancia.
Con grave preocupación por parte de los sectores denominados españolistas que ven en esta sentencia un riesgo de que el proceso a favor de la república catalana puede ir creciendo entre buena parte de la sociedad catalana.