La semana pasada hemos visto dos ejemplos claros de como dos de los políticos mejor valorados mundialmente utilizaban su imagen personal, para dejar una huella profunda en la Sociedad mundial. Emmanuel Macron, el recientemente nombrado presidente francés, ha utilizado la red social, twitter para hacer pública la que será su imagen oficial durante los próximos cinco años que durará su mandato. Una imagen que resume no solo quién es Macron, sino también sus intenciones, intereses y expectativas.

Justin Trudeau, el Primer Ministro de Canadá, se ha ganado a golpe de foto su fama de “niño bueno” de la Política mundial, aparecía ante las cámaras para dar un discurso por el 150 aniversario de la creación de la confederación canadiense.

El poder de la imagen

La imagen que damos es nuestra “marca personal”, un concepto de marketing cada vez más utilizado, tanto en el mundo de los negocios como de la política. Crear una buena imagen consiste en aprovechar las características que nos hacen sobresalir por encima de los demás, nos identifican y nos convierten en líderes. Nuestra imagen de marca se basa en dos claves fundamentales, la energía que irradiamos y la huella que dejamos, en definitiva, en nuestra capacidad de influir positivamente en los demás.

Estos son conceptos que los líderes actuales de Francia y Canadá tienen profundamente asimilados. Ambos conocen que la imagen política es un proceso que está mucho más allá de la estética, su verdadero fin es el de ejercer el poder a través de la influencia.

Esta imagen es algo que hay que cuidar en el tiempo, pues cualquier pequeño fallo puede deshacer el trabajo de años.

Los actores políticos

No se puede entender actualmente la política sin los medios de comunicación, una conjunción ideal para influir en la opinión pública. No obstante, tanto Trudeau como Macron, tienen clara que la relación de políticos y medios está transformándose gracias a la preminencia de las redes sociales.

Si la televisión otorgó en su momento a los políticos el don de la ubicuidad, las redes sociales ahora le suman el de la instantaneidad.

Trudeau, hijo de un político destacado y de una madre artista ha estado desde pequeño expuesto ante los medios de comunicación, una exposición de la que ha sabido sacar partido. Así, es capaz de buscar de un modo natural las fotografías que le aportan una imagen cercana, de hombre de su tiempo, atento, con capacidad de escucha a los más desfavorecidos, abierto al diálogo y a la búsqueda de entendimiento.

Pero también de persona familiar, divertida y culta.

Macron es consciente de que necesita afianzar el poder que ha ganado a través de las urnas. Lo ha hecho porque ha sabido ofrecerle al pueblo una imagen de honradez y de fortaleza, ha sabido separarse de los viejos políticos que la sociedad francesa asociaba a la corrupción y ahora necesita mantener esa credibilidad y a la par, mostrar un poderío que resitúe a Francia como una de las naciones referentes a nivel mundial.

Hablamos de dos estilos muy distintos que coinciden en finalidad, dirigir a su país acorde a los principios que han ofrecido a la opinión pública. Ambos saben que sus actos deben responder a sus palabras para no apartarse de la imagen de credibilidad que han sabido ofrecer.

Pero no nos equivoquemos, no deja de ser nunca una imagen creada para un fin, estudiada y trabajada en todo momento.

Donald Trump el actor secundario

Tanto Trudeau primero, como Macron después han sabido reconocer la importancia que a nivel mundial tienen los EE.UU. Con su presidente a la cabeza, si podemos englobar al ex-presidente Obama en la onda de estos dos gobernantes, Donald Trump sería una especie de antagonista del que ambos han podido sacar partido.

Trump ha sabido también unirse al carro de la comunicación a través de las redes sociales, pero lo ha hecho despreciando a la prensa tradicional a la que tacha de mentirosa e interesada, granjeándose así desconfianza por otro lado. Su estilo prepotente les ha venido bien a Trudeau y a Macron, en el sentido que ambos han sabido con gestos, en principio, sutiles, como la manera de saludar al presidente estadounidense, establecerse como líderes fuertes que no se dejan avasallar.

Trudeau y Macron son personalidades que destacan por encima de la estructura de un partido político, representan una nueva imagen para un nuevo orden social a nivel mundial.