La hermosa y entrañable Argentina, cuya capital, Buenos Aires, se enorgullece de poseer la avenida más ancha del mundo, (9 de julio), con 140 metros, y también la más larga, (Rivadavia), que se despliega por 35 kilómetros, ha logrado otros récords mucho menos loables: ocupa, junto con Ecuador y Venezuela, uno de los primeros lugares en el ranking mundial de naciones con mayor cantidad de default, puesto que ha entrado en suspensión de pago de la deuda externa más de nueve veces a lo largo de su accidentada historia.
Y se trata de la deuda más grande de América Latina.
Una de las cuarentenas más largas del mundo
Y ahora, en esta pandemia, al cumplirse cien días de aislamiento, Argentina marca otro récord, el de una de las cuarentenas más largas del mundo, solo superada por Perú, que el 30 de junio cumplirá 108 días. Y lejos de flexibilizarse, el presidente Alberto Fernández anunció una nueva cuarentena, aún más estricta, que comenzará a regir en la zona metropolitana de Buenos Aires desde el miércoles 1 de julio y se extenderá hasta el viernes 17.
Aunque el presidente dice estar consciente de que, según las encuestas, uno de cada cinco argentinos no está conforme con estas medidas, le pidió a la ciudadanía que continúe el aislamiento y solo salga para aprovisionarse de alimentos, puesto que el aislamiento social estricto es lo único que puede evitar el inminente colapso del sistema de salud.
Para Fernández, el aislamiento es el único remedio contra el Coronavirus, como lo demuestra la situación favorable de Argentina en comparación con Brasil.
Mientras aumentan los contagios y los fallecidos por el COVID-19, un 147% y un 95%, respectivamente, y el aislamiento social, preventivo y obligatorio impuesto por Gobierno, se vuelve tan restrictivo que implica volver a la fase 1, la recesión económica se convierte en un problema cada vez más acuciante e imposible de soslayar.
El default también puede ser moral
"Una economía que cae siempre se levanta, pero una vida que termina no la levantamos más", expresa Fernández, en tanto la Organización de las Naciones Unidas advierte en su informe COVID-19 en Argentina: impacto socioeconómico y ambiental, “un incremento de la pobreza infantil, una fuerte profundización de las desigualdades, mayor impacto del virus en los barrios vulnerables, el incremento de la violencia de género en medio de la cuarentena y un duro golpe en el ingreso de los argentinos”.
En este contexto, lo que más preocupa, además del default económico y financiero, es el default moral y la salud física y mental de los argentinos, en especial de los más chicos y de los abuelos, que no han podido encontrarse durante estos 100 días de aislamiento, de soledad. Asimismo, se teme que a la cuarentena más larga del mundo, le siga el derrumbe económico más grave de la historia y que, a pesar de lo que dice el presidente, la economía ya no pueda levantarse y los niños de Argentina, no mueran de coronavirus, sino de hambre.