Los centros de estudio alemanes más importantes aseguran que la economía de su país se está viendo afectada por la guerra comercial provocada por los EEUU, la cual consiste en el establecimiento de altos aranceles a los productos de importación, así como por la falta de personal cualificado.
Malas cifras
El director de Estudios del Instituto Leibniz para la Investigación Económica (RWI), Roland Döhrn, aseguró en una rueda de prensa que "La economía alemana pierde fuerza. La demanda exterior se ha debilitado a la vez que las empresas tienen cada vez más problemas para encontrar suficiente fuerza de trabajo".
En cuanto a los números, el diagnóstico general para este otoño supone que el producto interior bruto (PIB) tendrá un aumento del 1,7%, lo que supondría una rebaja de cinco décimas porcentuales respecto a los resultados de primavera.
El crecimiento ha tocado techo
La economía alemana se encontraba en crecimiento constante desde hace seis años, pero debido a las presentes circunstancias, el debilitamiento del euro por la falta de solvencia del banco italiano, el inicio de las políticas proteccionistas, la salida del Reino Unido de la UE, la caída de las divisas de los países emergentes, así como la guerra comercial iniciada por EEUU, han hecho que el crecimiento se haya visto interrumpido, con las posibles consecuencias que eso pueda traer consigo; como el estancamiento de la economía o el inicio de una tendencia bajista.
La actual tendencia hacia el proteccionismo, en especial la de los dos gigantes económicos, EEUU y China, puede tener consecuencias nefastas para Europa en general, pero en concreto para Alemania, cuya industria se sostiene gracias a las exportaciones.
Las malas negociaciones en torno al "Brexit" también podrían jugarle una mala pasada, hay quienes hablan de la pérdida del 1% del (PIB) para 2030.
En cuanto a Italia, puede que a corto plazo pueda seguir pagando la deuda pública que tiene con el Banco Central Europeo, pero a medio y a largo plazo podría causar un incremento de las contribuciones, por parte de Alemania, al BCE.
Por el momento, la demanda interna del país es buena, ya que al tener un índice de desempleo mínimo, los índices de consumo se mantienen estables, los salarios suben gradualmente y los tipos están en mínimos; eso sí, teniendo en cuenta que la economía alemana se basa en gran parte en la exportación de sus productos industriales, una menor demanda o un aumento excesivo en los aranceles, podría repercutir de forma negativa.