Todos los hombres, hasta los más expresivos, a veces no sienten deseos de hablarle a nadie... ni siquiera a ti. ¿Es algo que hiciste? Tal vez. Éstas son cuatro posibles explicaciones de su silencio, porque si tu pareja se queda muda, es porque algo está pasando.
Se siente culpable
Las mujeres son inteligentes... y los hombres lo saben. Si el tuyo ha cometido un delito menor (como enviarle sin segundas intenciones un e-mail a su ex), se calla para no delatarse. -Bruno, de 29 años, es un ejemplo: “Fui a casa de mi novia al salir de un happy hour. Pero como le había mentido (le dije que estaba trabajando horas extras) me limité a mirar la televisión toda la noche sin abrir la boca, porque temía que algo se me escapara accidentalmente”.
No te alarmes. Un silencio ocasional como éste suele ser indicio de un pequeño error, no de una gran ofensa.
Lo menosprecias
Claro que tú no tienes intenciones de criticarlo en público, pero si lo cuestionas o le haces un comentario hiriente delante de otras personas, él se sentirá como un tonto. Y después de humillarlo sin darte cuenta, seguro que te tratará con frialdad. “La chica que llevé a la boda de mi amigo, le dijo a toda mi pandilla que yo me había transformado en un tipo hogareño”. Dice Juan, de 24 años. “Yo le repetía que no era cierto, esperando que captara el mensaje y se callara, pero ella insistía. Me enojé tanto, que no le dirigí la palabra durante todo el día siguiente”.
Quiere que tú te calles
Insistir en la enorme cantidad de calorías que tiene tu comida o en porque esa chica no le conviene a tu hermano son cosas que a los hombres no les importan. Nuestra manera disimulada de cerrarte la boca es cerrar la nuestra cuando. “Cuando mi novia llega a un agujero negro en la conversación, me quedo callado como un modo de decirle que no me interesa lo que está diciendo”.
Admite Enrique, de 32 años. “Le tomó un poco entenderlo, pero ya sabe que es mi forma de mostrar desinterés”.
Ha tenido un día fatal
Sencillamente, si ha tenido un mal día, no siente deseos de revivirlo contando lo que pasó. Tal vez tú te sientas mejor desahogándote, pero él no... al menos no hoy. “Sí me siento a comer y miro el menú sin despegar los labios, mi novia sabe que tuve un día malo”.
Dice Carlos, de 24 años. “Y cómo se da cuenta de que no es nada personal, se limita a esperar a que yo hablé. A mitad de comida, empiezo a sentirme yo mismo otra vez, y entonces le cuento lo que ocurrió o dirijo la conversación hacia tema más ligeros".