La Música ha coexistido con la humanidad y ha cumplido su propósito más allá de lo que estaba destinado. Desde Neanderthals hasta Coldplay, la música se ha reconstruido a sí misma y las personas que la escuchan. Estas preferencias no son un rasgo con el que naces, sino una composición de varios factores. La personalidad, las asociaciones emocionales y la cultura determinan el gusto musical de uno.

Personalidad

La personalidad influye mucho en el gusto musical. En las encuestas realizadas, aquellos que calificaron con una gran apertura a la experiencia prefieren géneros como el clásico, el jazz o el pop.

Los extrovertidos se han relacionado con las preferencias por la música alegre, animada y convencional. La Revista de Personalidad y Psicología Social apoya la teoría de la empatía. Los resultados revelaron que aquellos que puntúan alto en los niveles de empatía tienden a preferir música como (R & B, soft rock) y música contemporánea (electrónica, latina, acid jazz).

Emociones

En segundo lugar, las asociaciones emocionales son importantes para determinar lo que preferimos o no. Cuando nos topamos con música nueva, o "anhelamos más" o cambiamos de canal, lo que significa que el primer encuentro es muy importante porque nuestro subconsciente vincula la canción nueva o la sintoniza con una imagen, memoria o persona.

A pesar de nunca haber escuchado la canción antes, ya se ha relacionado con experiencias pasadas positivas o negativas. La nostalgia y los impactos de las personas que admiramos causan en un nivel implícito una asociación, donde las canciones adquieren un significado profundo y se cargan emocionalmente. Nuestras emociones influyen fuertemente en cómo nos sentimos con respecto a cierta canción y nuestra atracción inicial hacia ese género general.

Cultura

Por último, la cultura influye en lo que escuchamos a diario. Las últimas tendencias son lo que la mayoría de los adultos jóvenes escuchan con frecuencia debido a la repetición y la conformidad. Incluso en los casos en que un próximo álbum no está dentro de nuestros gustos, la repetición en la radio o la repetición de amigos aumentan la familiaridad, lo que aumenta las posibilidades de que a uno le guste el material.

Además, debido al fenómeno de conformidad grupal, solemos escuchar la misma música que nuestros amigos para no estar socialmente aislados. Aunque la música no puede correlacionarse con parámetros vitales, sin duda es un acompañante del que nadie quiere vivir. Una colección de música, sin importar de qué se trate, nos proporciona lo que escuchamos en momentos de alegría, dolor u orgullo, y nuestras preferencias musicales dicen más acerca de nosotros de lo que podríamos pensar.