‘Todo el dinero del mundo’ es el largometraje número 25 del director británico, Ridley Scott, y a pesar de lo irregular de sus últimos trabajos, sobre todo en la ciencia ficción con Prometheus o Alíen Covenant, y el escándalo que estalló con el cambio actoral de Kevin Spacey a Christopher Plummer, la cinta constata todo un logro, y restablece a Scott como leyenda del Cine. El director es, sencillamente, un cineasta impecable, si bien el material así lo apoya.

Todo lo que quiere, así lo tiene

Ridley Scott es de esas rarezas de la industria que puede permitirse trabajar en el proyecto que desee.

Su filmografía así lo constata, con películas tan variadas como Alien, Blade Runner, Gladiator, Black Hack Derribado, El Reino de los Cielos... Aunque bien es cierto que temas como la corrupción, y la criminalidad, son temas comunes en la mayoría de sus cintas.

En ‘Todo el dinero del mundo’ cuenta la historia, basada en hechos reales, del secuestro del nieto de Paul Getty en Roma; toda una eminencia allá en los años 70, cuya fortuna bien podía rebasar todo lo imaginable.

Se trata de una intensa historia de corrupción, poder, donde destacan los trabajos de Mark Wahlberg y Michelle Williams, incansables totems emocionales de la cinta, y héroes de la historia en sí misma, que luchan contra la pasividad de un abuelo multimillonario que refiere renegar a la sangre que a su propia fortuna.

Es difícil aburrirse en este filme, cargado de giros e intrincadas cuestiones, y la fotografía, la imagen siempre hermosa, firma de un director obsesionado con la puesta en escena, es de agradecer. El problema, es que aunque bien se trata de una cinta espléndida, y que devuelve a Scott la gloria que previa estar perdiendo, no arriesga mucho.

Con la mediocridad, al menos había valentía

El cine de Scott hace replantearse en ocasiones el grado de control que esté tiene sobre sus producciones. Allá por Prometheus, se denotaba demasiada libertad, y eso derivó en una cinta extraña, que gustaba, y decepcionaba a partes iguales, pero sin duda alguna, resultó un paso atrevido para un director que actuaba a la sobra del mastodóntico Alien de 1979.

Alien Covenant, película que estrenó el año pasado, en 2017, fue un movimiento más empresarial que de cariño a la franquicia. Casi se podían ver la exigencias de la productora a cada minuto de una cinta que parecía gritar: “¡solo quiero que los fans me den su dinero!”.

’Todo el dinero del mundo’ es buena. Merece el visionado y es un trabajo más propio de un director de la altura de Scott. Pero un servidor se pregunta; ¿acaso no puede realizar un trabajo como este, con la inventiva y arrojo de cintas como Blade Runner? Este film es demasiado seguro; se sostiene con maestría pero no destaca en nada en particular. Uno siente que está viendo un Scorcece Wanabee, más que la obra de un director con personalidad propia.

‘Todo el dinero del mundo’ se engrandece a cada minuto; y al salir de la sala, es imposible no sentirse satisfecho, pero al tiempo, uno se pregunta: ¿esto es lo mejor que un director con, supuestamente, poder creativo absoluto, puede hacer? Es bueno, incluso brillante, pero no excepcional. Y hoy día, hay película indie de directores desconocidos, que sin tanta perfección técnica, destrozan a los espectadores.