Es 8 de marzo. Este día pasará a la historia porque, por primera vez, se ha convocado un paro de 24 horas para defender los derechos de las mujeres. Hoy, es el Día Internacional de la Mujer en un tiempo y un país desgarrado por una crisis que llegó para quedarse. Sin embargo, a pesar de este contexto hostil las mujeres siguen en la brecha por romper el techo de cristal, por acabar con el acoso laboral y sexual, y, sencillamente, por reivindicar el derecho a la igualdad.
Pienso en las que sufrieron en silencio y aisladas el rechazo, la humillación o el desdén de sus contemporáneos, simplemente, por ser ellas; pienso en las que observan desde la distancia ajenas a una lucha que, simplemente, ignoran.
A las primeras, las admiro y, a las segundas, las espero. No obstante, entre estos dos escenarios hay otras mujeres que asumen el siglo XXI como propio impulsadas por una fuerza interior que las empuja a recuperar el legado de las que allanaron el camino.
Estas mujeres son las que saldrán a la calle para reivindicar sus derechos pero, también son, las que han aportado su granito de arena para que hoy sea un gran día; uno de esos días que el destino marca para pasar a la historia. El pulso que ellas asumen se percibe en la fuerza, la efervescencia y la determinación que trasladan de una forma tan natural y sencilla que, en su discurso, se percibe la honestidad y la integridad de su pensamiento.
Todo como una entelequia se aglutina en el grupo de Telegram que bajo el epígrafe "Las Periodistas Paramos" reúne a las profesionales de la comunicación que apoyan la huelga feminista. Se intuye, por tanto, la fuerza del destino en sus mensajes, en sus audios, en sus vídeos y, en especial, en la convicción de sus palabras que se transforman en ideas, en compromisos y en actos que, en definitiva, son los ingredientes que tejen los tempos para que el siglo XXI sea, por fin, nuestro.