Antes que nada, es muy importante establecer qué es lo que consideras normal. Se han formado tantos prejuicios al respecto que muchas veces tenemos una idea errónea sobre cómo deberíamos actuar cuando muere un ser querido.

Los problemas comienzan cuando, por ejemplo, no tienes ganas de llorar. Te duele, pero te sientes reprimido. Claro que lo primero que se te viene a la mente es que tal vez no lo querías lo suficiente.

O bien, que estás molesto con él o ella. ¿Pero esto es válido? – El primer error es creer que lo que sientes puede ser juzgado en términos de “bueno” o “malo”, para nada, lo que sucede es que la muerte siempre ha sido (y seguirá siendo por algún tiempo) un tema del que preferimos no hablar. Entonces, como pasa con todo, la falta de información causa que continúe habiendo ideas algo rígidas y bastante equivocadas que pueden dificultarnos las cosas. Y para romper con la principal de ellas, es bueno aclarar que en realidad, lo “normal” en este caso no tiene cabida.

¿Qué es el duelo?

Seguramente muchas veces has escuchado esta palabra, pero también es bastante posible que no tengas muy claro lo que implica pasar por un periodo de Duelo.

Pues bien, el proceso de duelo significa el asimilar la perdida que sufriste y adaptarte a tu nuevo estilo de vida. Pero llevar a cabo esto no es algo que hagas en un tiempo determinado, y depende mucho de las circunstancias. Este proceso consta de cinco etapas que vale la pena mencionar porque seguramente tienen algo que ver con lo que pase contigo. Aunque es importante aclarar que no siempre pasas por estas etapas en el orden que aquí están, ya que puedes regresar a una etapa supuestamente superada y luego otra vez avanzar (eso depende de cada quien).

La primera etapa es la negación y el aislamiento. La segunda etapa consta de mucha ira en donde te haces las preguntas: ¿Por qué a mí? E incluso llegas a sentir envidia por aquellas personas que no están pasando por lo mismo que tú.

En tercer lugar, empiezas a realizarte una “negociación”, que mayormente se presenta cuando la otra persona está viva pero muy grave. En cuarto lugar, caes en una depresión y tienes la sensación de pérdida de algo que no podrás reemplazar. Por último, logras la aceptación y es cuando ya te enfrentar a la idea de continuar tu vida sin esa persona.

¿Ayuda?

Está comprobado que cuando muere un ser querido, o tiene una enfermedad terminal, nos obligan a buscar apoyo emocional. Lo malo es que creemos que solo cuando estás loco es cuando vas a terapia. Muchas veces necesitamos hablar de lo que sentimos, pero no siempre nos basta con nuestros familiares o amigos. Así que algo que puede ayudarte es el buscar orientación.