Desde que el mundo es mundo, los hombres se dividen en muchos grupos, una de las clasificaciones más influyentes en el resto es la popularidad; fama y aplausos siempre garantizan no solo la mejor chica o chico entre un sin número de privilegios, sino también que los demás quieran ser como tú.
En nuestros días, esos que colman la atención sobre todos desde los medios –redes sociales, shows, Cine, tv, deportes, etc.- poseen gran parte de nuestro tiempo y además generan un cambio consiente o no en nuestra mentalidad y conducta. No descubro el agua tibia: es un fenómeno básico en el funcionamiento de la sociedad, y puede ser beneficioso o no en dependencia del norte que se le dé.
Y pudiera ser un camino más corto hacia la anulación del especismo, pero habría que ver si la imitación es el método más saludable.
Mis ídolos son veganos, ¿yo también debería serlo entonces?
Los incrédulos del crecimiento del veganismo se quedarían pasmados con la extensión de la lista de artistas y celebridades mundiales que son vegetarianos o veganos. Solo mencionaré los siguientes –sin intención de abrumar y menos de presumir: Miley Cyrus y su pareja Liam Hemsworth, Stevie Wonder, Ariana Grande, RZA, Jaret Letto, Joaquín Phoenix, Natalie Portman, Peter Dinklage, Moby, Stella MacCartney y sus padres, Woody Harrelson, Lewis Hamilton, Brad Pit, Cameron Días, Penélope Cruz etc. entre muchos otros como uno de los hombres más fuertes y musculosos del mundo: Patrik Baboumian.
Algunos de estos famosos llevan un tiempo considerable con esta conducta y dieta -que tanto se cuestiona-. Todos son atractivos, saludables y exitosos en sus carreras.
A partir de ahí, quizás, se genere por lo menos la curiosidad sobre veganismo. Habrá quien, sin indagar mucho, lo asuma para seguir los pasos de sus admirados.
Pero, ¿es esa la manera más sana de llegar a ello? En España, algunas de las estimaciones aseguran que los “nuevos veganos” están entre los 15 y 35 años, rango de edad donde se sabe que se cambia y se experimenta bastante. Dicen que árbol viejo no endereza el tronco, aunque –con el respeto que merece el reino vegetal- nosotros no crecemos, casi inmóviles, hacia el sol haciendo fotosíntesis, ¿verdad?
Así que todos, a cualquier edad, podemos cambiar.
En una sociedad donde sobre el 40% de la población tiene sobrepeso y el 21.6 es obesa –de acuerdo con Juanjo Cáceres, sociólogo de la Alimentación, autor de “Más vegetales. Menos Animales”-, hacer dietas es común, aunque no siempre satisfactorio. Sabernos víctimas del consumismo, manipulados por todo lo que las grandes industrias ponen en los productos para que queramos siempre más, está bien, pero seguirle el juego conscientemente es un absurdo digno de distopías.
Que las personas más atractivas y triunfantes, representación de casi todo lo que cualquiera desea, muestren una manera nueva o no hacia las medidas (físicas o éticas) ideales, resuelve bastante.
Pero con con criterio propio, como mismo esas medidas han variado, y lo seguirán haciendo, también lo puede hacer la concepción de la naturaleza, de más está decir que en eso nos va la vida.
Ser vegano lo hago por mí
Todo lo dicho tal vez se te quede en la mera verborrea. Vista hace fe: hay varios audiovisuales que quizás “muevan los animales de tu plato” y comiences a plantearte, en serio, la posibilidad de tener una relación distinta con ellos: What the health, Earthlings, Cowspiracy, Speciesism, Forks over Knives, Carnage, Empathy… entre muchos otros. Puede ser que luego de ver la crudeza, además de saberla, te sientas más responsable de ella. Puede que luego mantengas tu postura, pero ¿será lo mismo?
Poner fe en el comportamiento de los artistas es loable para cualquier causa. Que mayor número de ellos se involucre en estas es vital, porque atraen, como mínimo, la atención de sus seguidores. Pero ser vegano presupone un convencimiento personal para que no sea tomado como una moda, algo transitorio, una posible fase de experimentación de la juventud recordada con sorna en los banquetes -donde quizás desfilen cadáveres- allá en la vejez. Ser y hacer por uno mismo dura más y sabe mejor.