La filosofía para Hessen[1] “es un intento del espíritu humano para llegar a una concepción del universo mediante la autorreflexión sobre sus funciones valorativas teóricas y prácticas” (p. 8). Se diferencia de la religión en la interpretación del origen de la realidad en la concepción del universo, debido a que para la filosofía emerge del conocimiento racional mientras que para la religión está en la fe, por tanto mientras una es susceptible de una demostración racional la otra exclusivamente depende de factores subjetivos.

Al respecto y a manera de dilucidar la relación sujeto – objeto en la construcción del posible conocimiento se puede decir que epistemológicamente para el racionalismo el arché es el pensamiento, la razón donde la realidad es producto de las ideas que son modelos de la realidad experimentada y por tanto es la fuente del conocimiento.

Por otro lado el empirismo en posición antitésica como diría Hegel sustenta que la fuente del conocimiento es la experiencia. Es decir, que para los racionalistas el medio de llegar a la realidad es a través de los modelos matemáticos y para los empiristas el camino es la comprobación de los hechos mediante una cuidadosa observación, experiencia que puede ser externa (mediados por los sentidos) o interna (arbitrado por la reflexión).

En este contexto, El ser espiritual como sujeto cognoscente en palabras Hessen “presenta tres fuerzas fundamentales: el pensamiento, el sentimiento y la voluntad” (p.50). Mientras que el objeto en su estructura presenta tres aspectos: esencia, existencia y valor (Hessen, ibidem).

A esta interacción objeto-sujeto, que representa el conocimiento y este a la conciencia como una determinación del sujeto sobre el objeto. En esta paradoja entre objetivismo y subjetivismo es donde es más evidente la discusión entre la ciencia determinista, mecanicista y la religión que por cierto nacen de un mismo tronco pues es Platón el primero que menciona que las ideas son percibidas inmediatamente, intuidas espiritualmente por la razón.

Este planteamiento lo recoge Plotino[2] y reemplaza el término Idea por Nus y además reconoce que éste procede del principio supremo de la realidad, de lo uno, lo divino. Introduciendo que la esencia del conocimiento no es puramente intelectual sino que está fuertemente empapada de elementos emocionales.

Del Nous a Dios

En esta deriva histórica, el padre fundador en la patrística, San Agustín, influido por los planteamientos de Plotino hace coincidir la Nous con el Dios del cristianismo y advierte en la visión divina una experiencia religiosa.

Acotando que mientras Plotino acepta lo emocional como un agregado a lo intelectual en la esencia del conocimiento, San Agustín le da preeminencia a lo emocional sobre lo racional dándole un carácter místico a la vivencia religiosa.

Por otro lado, el avance de la ciencia es notorio y mientras muchos ven que la separación es más fuerte con la religión, yo veo vinculación a partir de los aportes planteados por Niels Bohr de que en los sistemas cuánticos la presencia del observador afecta al sistema y es inseparable de la descripción, lo que se conoce como la interpretación de Copenhague, por lo que no es posible determinar su propiedades.

¿Cómo medir unas propiedades, que no se observan? Recuerda mucho al gato de Schrödinger cuando está dentro de la caja (no lo observo) todas las probabilidades coexisten (vivo o muerto) pero si lo observo una de ellas se realiza, con lo que cambia su estado original.

En este continuo, la presencia de Dios ha sido fundamental para controlar y moldear ciertas conductas de los humanos que son inadecuadas para la gran mayoría, pero su ausencia tampoco denota inteligencia pura o como lo diría Nietzsche “Dios existe porque tu existes”.

Ser científico no es sinónimo de ateo, allí se encuentra el físico teórico creador de la teoría de cuerdas Michio Kaku que asegura haber encontrado evidencia de que Dios existe a través de encontrar una interacción de fuerza que parece lo gobierna todo, para él según reporta el blog ¿Dios sí existe?[3] Vivimos en una matrix conformada por reglas y no determinada por azares.

En esta aporía epistémica me inclino por lo dicho por Tesla “todo en este universo es energía y vibración”, esta última se hace tangible y lo expresa Einstein como materia en su famosa formula (E = mc2), el cual nos hace referencia a que cuando un cuerpo material se aproxima a la velocidad de la luz se transforma en energía.

Si vinculo estos conceptos a la visión de Teilhard de Chardin sobre la noosfera que evoluciona la teoría de la Gaia pues además de ver el planeta tierra como un super organismo lo dota de pensamiento, espiritualidad y conciencia superando y conectando los arquetipos inconscientes de Jung a la tecnosfera producida por la red de redes o internet.

Puedo concluir en consecuencia que si el planeta tierra es un organismo vivo con espiritualidad y ésta es microscópica ante la inmensidad del universo, es la física cuántica la que mejor configura adecuadamente sus estados que la física clásica, es por ellos que Dios es la energía que mueve, organiza, crea y recrea el universo y solo podemos acercarnos a ella a través de la evolución de la conciencia como lo plantea Ken Wilber y desvela que la muerte como tal no existe sino que es el tránsito de la materia a la energía. Y solo el ser modifica al ser cuando es consciente en su observación mientras que cuando es inconsciente simplemente no se ve y por tanto no existe.