Allá por 2003 surgió la plataforma Blogger, que revolucionó la manera de difundir información. Dos años más tarde, el día de San Valentín, se fundó el actualmente mayor sitio web para compartir vídeos: Youtube. La red social de fotografía por excelencia, que todo millennial que se precie debe de tener entre sus apps favoritas, Instagram, fue lanzada en 2010 y actualmente supera los 700 millones de usuarios activos.

Ante la apertura de nuevas puertas, hubo muchas personas emprendedoras y con ingenio que consiguieron hacer del uso de estas plataformas la manera de ganarse la vida.

En un principio el contenido era de calidad, innovador e interesante; las entradas, los vídeos y las publicaciones tenían cierta regularidad, lo cual permitía al seguidor saber cuando iba a poder encontrar contenido nuevo; y sobre todo, lo que más valor daba a esto, era el hecho de que todo lo que veíamos los que estábamos detrás de la pantalla era producto del esfuerzo y la dedicación de la persona a la que seguíamos.

Con el paso del tiempo, este grupo de aventajados jóvenes que basaron su forma de vida en el éxito que tenían en las redes, los llamados influencers, han entrado en una espiral de desidia en cuanto a la producción de contenido. La fama que siguen teniendo, y que aumenta con el paso del tiempo, solo tiene como base una buena imagen y mucho humo.

Mira todo lo que tengo y lo feliz que soy

Cualquier ingenuo que de esto sepa poco, que se paseara por los perfiles de cualquier influencer, podría llegar a pensar que es real eso de que existen vidas perfectas. Viajes a los lugares más recónditos del planeta y fiestas de todo tipo se entremezclan con la promoción de un sinfín de productos.

Todo tipo de marcas de ropa y zapatos, restaurantes, productos de belleza, hoteles y cerveza, aparecen ante nuestros ojos incitándonos a su consumo.

El contenido original queda relegado a un segundo plano. La manera de ganarse la vida de estas personas se sustenta gracias únicamente a la fidelidad de sus miles, cuando no millones, de followers de todo el mundo.

Seguimos a imágenes vacías que de trabajar saben poco y de estudiar menos aún. Estamos ante una nueva modalidad de ninis cuyo único valor radica en una cara bonita.

Personajes de prensa rosa

Otra parte de la fama de estos personajes se debe a su habilidad para crear polémica e incendiar las redes en cuestión de minutos. Embarazos, discusiones con indirectas a través de los stories incluidas, trágicas rupturas o pastelosos romances, todo ello ha propiciado el que se les pueda considerar los nuevos personajes de la prensa rosa.

La mala aceptación de las críticas también es característico en la mayoría de los casos. Como personajes públicos que son, a pesar de la muchísima gente que los considera ídolos, siempre tendrán detractores.

En gran variedad de ocasiones no saben como lidiar con las críticas y sacan a la luz su lado más infantil, como puede ser el mostrar el dedo corazón ante un público que les pita.

La fecha de caducidad de los influencers como ídolos de masas aún es incierta. De lo que no cabe duda es que gran parte de la fama que ostentan se la deben ni más ni menos que a toda aquella gente que no los apoya y los critica, pues consiguen que sus vidas estén siempre a la orden del día.