En la cotidianidad y a lo largo de nuestra vida podemos encontrarnos con todo tipo de personas, por ejemplo aquellas personas altivas y bastante egocéntricas, como otras que por el contrario tienen una muy baja autoestima y se creen poca cosa.
Desde que somos unos niños creamos una identidad. Ese falso yo es el famoso ego, una segunda identidad que nos dificulta después de un tiempo distinguir quienes somos en realidad y nos ocasiona problemas para relacionarnos con las demás personas, ya que o abusamos de él y nos convertimos en personas engreídas creyendo que tenemos siempre la razón y que como nosotros no hay otro, o somos esclavos de complejos y estigmas implantados para hacernos creer que no valemos nada cuando en realidad no es así.
El manejo de la autoestima es bastante complejo, pues también se ve afectado por el juicio que hacen los demás de nosotros, pero sobre todo por el valor que le damos a dichos juicios o criticas.
Todos los extremos son malos, así que no podemos hacer como que no nos importa ninguna opinión sobre nosotros, debido a que a veces es necesaria, pues los demás son los que están percibiendo nuestros comportamientos y actitudes y algunas pueden ser erróneas. Pero tampoco esas palabras se deben convertir en nuestro todo, porque entonces todo lo reduciremos a ello y dependeremos de las opiniones de los demás para hacer una u otra cosa y sentirnos cómodos.
En latinoamèrica la autoestima se trabaja en las personas desde que son pequeños, como lo decíamos anteriormente, desde niños es que formamos nuestra propia identidad. Aunque, la época de la adolescencia también es vital pues es allí cuando intentamos encajar en círculos sociales con la identidad y estilo de vida que hemos creado hasta entonces.
Es también en esa etapa de la vida cuando más se crean los conflictos, pues se presentan los choques entre una Personalidad y otra y aparecen aquellos sentimientos de poca aceptación o de querer que te acepten como sea, así sea de manera errónea.
Por todo lo anterior, si somos nosotros mismos los que padecemos de estos trastornos o conocemos a alguien que los padece, hay que ayudar y ayudarnos.
En una primera medida, despojándonos del que dirán y no otorgándole tanto valor a las palabras de otra persona que en realidad no nos esta ayudando a construirnos, solo prestar atención, valorar y poner en practica aquellas palabras de personas que quieren lo mejor para nosotros.
Y si el caso es contrario y somos victimas de un ego exagerado y una necesidad de llenar vacíos, solo tratando mal a los demás y creyendo que somos nosotros los dueños del mundo, pues tenemos que empezar a trabajar en cambiar nuestra mente y posiblemente nuestros objetivos.
Todos somos iguales y estamos en este mundo para cooperar con el otro es por eso que vivimos en comunidad, porque en determinado momento necesitaremos de nuestro compañero y del conocimiento o la experiencia que muy posiblemente nosotros no poseemos. "Lo que creemos de nosotros mismos y de la vida llega a hacer nuestra verdad."