Para nadie es un secreto que estamos en una época donde muchas cosas han cambiado, como el amor y las relaciones, por ejemplo; las cuales se han convertido en la necesidad de saciar el placer, llenar un vacío y no hay así un amor y respeto verdadero.

Todo ahora es muy fácil, los hombres pueden tener a las mujeres que quieran y viceversa, pero no se comparte nada más allá que los cuerpos, lo superficial, no hay una verdadera intimidad y no hablamos sólo de la intimidad en cuanto a relaciones sexuales sino a otro tipo de acciones que hagan sentir especial a nuestras Parejas.

Ya las personas se van a la cama con otras sin conocerse, por eso es que se limitan a compartir sus cuerpos, porque solo hay atracciones físicas y no mentales, mucho menos de almas, por eso todo termina cuando empiezas a ver los defectos de tus parejas.

El amor “a la antigua” se acabó, ya no hay una real intimidad, esa a la que queríamos referirnos anteriormente, en donde encontramos un verdadero contacto, una confianza entre dos personas. Un abrazo, una mirada, tan sólo el roce de tu piel con la de tu pareja, el sólo hecho de estar juntos, eso ya es lograr sentirse en la intimidad.

La intimidad se alcanza cuando no te hacen falta las palabras, cuando logras sentirte cómodo y seguro, cuando puedes mostrarte tal cual eres y logras sentirte aceptado y querido.

Es por eso que tienes que tener cuidado con quién te desnudas y no sólo hablamos del cuerpo.

Aunque es cierto, que al despojarte de todo lo superficial y mostrarte tal cual eres, corres el riesgo a que te lastimen, es un riesgo que vale la pena vivir, porque al final encontrarás a esa persona con la que verdaderamente compaginas y esa será una conexión difícil de romper.

El premio nobel de literatura, Gabriel García Márquez muy bien decía: “el sexo es el consuelo para los que ya no tienen amor.” Y en estas palabras está sumergida la humanidad ahora, en donde las personas ya no son cómplices de un amor puro, sino que limitan sus vínculos a saciar necesidades físicas, tanto así hasta el punto de volverse dependientes, llegando al extremo de sentir posesión y creer que el otro es de nuestra propiedad.

Hay que vencer estigmas y miedos a entregarse a alguien, claramente hay que hacerlo con precaución pues no todas las personas están dispuestas a aceptarte y a amarte sin importar lo demás, pero hasta que no derrotemos todas esas banalidades, seremos víctimas de círculos viciosos, de vínculos con otros que no son fructíferos y en vez de ayudar a nuestro crecimiento personal, son un obstáculo más.

Latinoamérica.