Los fantasmas no habitan en supuestas casas encantadas, ni en cementerios, ni en museos, ni tampoco están a nuestro alrededor haciéndonos la vida imposible... Los fantasmas habitan en la mente humana, epicentro de los fenómenos parapsicológicos (y también de las alucinaciones y los delirios). La mayoría de videntes engañan a diestro y siniestro para sacar pasta a pobres incautos. Son, simplemente, charlatanes y estafadores que juegan con la credulidad ajena. Cuando un cliente —mejor dicho, una víctima— que cree en estas cosas, se acerca a la consulta de un vidente para decirle que está pasando una mala racha, lo más seguro es que el vidente le diga que puede haber un antepasado suyo que le está haciendo una putada desde el más allá o que tiene una vecina envidiosa que le ha lanzado un "mal de ojo".
Nada de eso es verdad.
El fin de estos impostores es ir a su casa para efectuar una supuesta "limpieza energética" y así alejar al fastidioso fantasma o bloquear las influencias negativas de la vecina de marras. La víctima se lo cree, accede al presunto "ritual" y paga la cantidad que el vidente le pide, que en ocasiones es cuantiosa. Y no irá una o dos veces, sino más: "Veo que aquí hay energías muy negativas. Hay que hacer una 'limpieza' muy profunda y ello requiere varias sesiones", suelen decir estos impostores. Hay personas que se han gastado miles de euros en semejantes bobadas. Si algún vidente le habla de "energías negativas", "mal de ojo", "rituales de limpieza", etc.
¡cuidado! Puede estar usted ante un estafador.
La videncia existe. Forma parte de lo que en parapsicología se conoce como percepción extrasensorial, supuesta capacidad del psiquismo humano que engloba la telepatía, la clarividencia, la precognición y la retrocognición. Pero son experiencias espontáneas que podemos protagonizar cualquiera de nosotros, pero no ocurren siempre que uno lo desea. Por eso no creo en los videntes, tarotistas y futurólogos que tienen consultas y atienden durante ocho o diez horas diarias a sus clientes. Solo buscan lucrarse. No creo en el "mal de ojo", ni en quien va con un péndulo por las casas para detectar "almas en pena". Son tonterías, puro fraude. La picaresca y la sugestión están detrás de todo ello.
Hace años hice un experimento. Visité a varios videntes y futurólogos de mi ciudad. Les hice preguntas relacionadas con mi vida, dando datos falsos, y ninguno de ellos supo descubrir la verdad. Todo lo llevaban al terreno del "mal de ojo", "energías negativas" y chorradas por el estilo. Mienten descaradamente. Pero claro, juegan mucho con la psicología y cualquier persona afectada por algún problema (económico, sentimental, familiar, de salud, etc.), cae fácilmente en las trampas de estos desaprensivos, que usan palabras y gestos consoladores para dar confianza a sus víctimas.
No se fíe, pues, de quien le hable de "almas en pena" que vienen a hacernos daño y de casas con "energías negativas" que hay que purificar. Ni en quien diga que tiene poderes para expulsar fantasmas o demonios.
Eso no tiene nada que ver con la parapsicología ni con las auténticas potencialidades extraordinarias del psiquismo humano. Sea crítico e intente no dejarse engañar. Con la crisis, ha aumentado el número de estafadores que utilizan estas artimañas, pues son muy eficaces para vaciar los bolsillos de gente desesperada. Están por todo sitio. Para anunciarse, utilizan redes sociales, blogs, webs, plataformas digitales, etc. Buscan presas fáciles. No sea una de ellas.