Cuando leí lo de que el Ministerio quiere crear una nueva Formación Profesional de Tauromaquia, cuando el interés por los toros decae año tras año, y la Prensa extranjera, que no está dominada por los intereses de los ganaderos ni de los empresarios taurinos, dice que apenas un 29 % de españoles es aficionado a las corridas de toros, es algo que no tiene mucho futuro.
Por que, como la carrera de deportista, no es para estar hasta la edad de jubilación siendo torero: no recuerdo ninguno que siga toreando como si tuviera 20 años con 65 cumplidos. A esa edad, ya no se tiene fuerza para correr delante del toro o esquivar sus embestidas.
Segundo, por que, como el circo romano, es un arte que ya tuvo su momento. O que debería reciclarse sin matar al animal.
Luego hay el proyecto de crear otra Formación Profesional aún más absurda: la de Ama de Casa. En una sociedad moderna donde la mujer “en casa y con la pata quebrada” se ve como algo de la Edad de Piedra, es algo que ya no lo hacen ni las esposas de esos políticos ultraconservadores que les parece pornográfica hasta la Sirenita de Disney (no es broma, alguno lo ha dicho así).
Ya hablé aquí de cómo se quiere reducir al mínimo la enseñanza de Filosofía. Es necesaria para desarrollar nuestro espíritu crítico y aprender a no dejarnos manejar. Lo que pasa es que hay comodones que prefieren tener el coche último modelo, la mujer más atractiva a su lado con la que puedan presumir ante sus amigos o la mejor casa.
Luego, he oído a muchos alegrarse de la posible desaparición de Filosofía: son esos que siempre han odiado a los hombres sensibles o con labia por que les estorban cuando quieren ligar con chicas. Me acuerdo de los que odian a muerte a Woody Allen por que lo ven como un vendido a las feministas radicales o algo así. O las chicas que sólo prefieren al “nene musculitos” por que creen que lo hará mejor en la cama que el intelectual que sólo sabe hablar y nada más.
Todo esto que digo es mi manera de filosofar. Y lo digo sin recurrir a citas. Por que esas dos FP citadas antes me parecen fuera de lugar. No me gustan los toros, cuando los daban por televisión habiendo sólo dos cadenas, cambiaba de canal. Tampoco me gustaba el modelo masculino del torero que si no tiene rendidas a sus pies a las mujeres y ellas quieren ser sus esclavas, no es un hombre de verdad, sino un gay que tiene el SIDA (eso he oído decir a algunos machitos).
Luego, lo de las amas de casa… Me acuerdo de uno de los habituales desvaríos en Twitter del inefable Pío Moa, que decía: “Hay miles de mujeres que quieren ser amas de casa, pero las feministas las obligan a trabajar”. De ser un progre, se volvió un ultraconservador obsesionado en ver a las mujeres en casa, sin “robarles” puestos de trabajo a los tíos. Las parejas y matrimonios han aprendido a compaginar trabajo y familia, trabajo e hijos, si los tienen.
Hoy en día, también los hombres quieren ser amos de casa, ello se ve con naturalidad en los países nórdicos. Aquí se quiere que sea al revés, lo que pasa es que no veo a nadie que renuncie a su carrera y se convierta en un/a “don/doña nadie”, mientras su cónyuge trabaja y cosecha fama y prestigio.
Pero no me entra en la cabeza esto que el Gobierno propone para el futuro.
Y mientras, Catalunya quiere un futuro diferente a esto que he citado. Por algo será. Y no sólo por que tenga a “Merlí”, que nada contracorriente y enseña Filosofía en “prime time”.