Son las ocho y media de la tarde de un frío jueves de febrero y en el interior de una cafetería, un nutrido grupo de gente habla de forma apasionada. Tras los cristales, se ve y hasta se puede sentir la complicidad frente a una copa de vino o una cerveza. A veces algún cortado, por eso del frío, aunque ya no sean horas. En la cafetería 'El cantonet de les aules', como cada semana, se reúnen varios amigos, dispares en el día a día, pero con algo en común: su amor por la literatura.
Recuperar el sabor de aquellas tertulias famosas donde los grandes escritores se reunían a comentar temas literarios y de actualidad política, parece que pueda ser complicado en pleno siglo XXI, en la era de Internet y de las redes sociales. Estamos acostumbrados a hablar sin vernos, a tomar cafés virtuales, a dar aprobaciones con un simple click o comentar nuestras opiniones sin correr el riesgo de mirar a nuestro interlocutor a la cara. Sin embargo, cada día más, hay gente que se esfuerza por rescatar las bellas sensaciones de la comunicación no virtual y en muchos lugares se comienza a formar pequeños grupos de lectura y de opinión en donde las personas se reúnen frente a un café y hablan.
Simplemente hablan.
La tertulia literaria se asienta en Castellón gracias a 'La Virgulilla'
'La Virgulilla' es el nombre de la tertulia literaria con más peso específico en una provincia como Castellón. Sus tertulianos son escritores, editores, psicólogas, enfermeras, fotógrafas, perfumistas, maestras, amas de casa, jubilados, comerciales, poetas y hasta un reportero del National Geographic. Personas que sobre todo aman la literatura y los libros por encima de otras muchas cosas. Desde hace ya siete años se reúnen todos los jueves en el mismo lugar y comentan las novedades editoriales, las polémicas, la literatura actual o de hace siglos, los autores más desconocidos o laureados… Todo lo que tenga que ver con el arte de la escritura porque, para los tertulianos de 'La Virgulilla' escribir también es un arte.
Las tertulias, en la era del pensamiento único global, favorecen el pensamiento crítico y libre
Felisa Bisbal, fundadora, directora y moderadora de las tertulias, tiene el reto de proponer temas constantemente sobre los cuales debatir. María del Carmen Castillo, escritora, es la encargada de hacer las crónicas que luego ilustrarán las redes sociales y es una auténtica columnista de todo movimiento cultural que se realice en la ciudad. Ellas fueron las precursoras de este encuentro de amigos y las que más han luchado por tener un hueco en los eventos culturales como referencia literaria. Con el tiempo se han ido uniendo muchas más personas, pero ambas recuerdan con cariño y risas las tardes en que solo eran dos.
Para Felisa Bisbal, 'La Virgulilla' "llena un vacío del que no fui muy consciente hasta que empecé con esta maravillosa aventura. Compartir mi pasión por los Libros con personas afines, aunque seamos un grupo heterogéneo en cuanto a profesión, cantidad, gustos o visión de la literatura, enriquece mi bagaje cultural. Socializar en torno a una afición que amo desde que era muy niña endulza mi vida. Por más que digan las estadísticas, por experiencia, observé que la inmensa mayoría de personas con las que me relacionaba no leían nada. Hoy, gracias a la tertulia, ya no es así".
"Es bien cierto que, con el tiempo, hemos creado lazos de amistad, pero somos un grupo abierto y cualquiera que se acerque a nosotros, con educación y respeto, es aceptado y acaba integrado en esta cuadrilla de locos por los libros", asegura.
"Quisiera que la tertulia fuese un referente cultural a nivel nacional. Ya participamos a nivel provincial de todos los eventos y ferias literarias que suceden en nuestra ciudad. Desearía ayudar y aconsejar a los jóvenes -o no tan jóvenes- que empiezan en el mundo de la escritura para que cometan los mínimos errores posibles. Estamos estudiando realizar actividades en favor del empoderamiento de las mujeres y niñas y colaboramos con la ONG AIDA Books & More y con iniciativas culturales en colegios o asociaciones de vecinos", resume Bisbal.
La tertulia colabora con la ONG AIDA Books & More y con distintas iniciativas culturales
Felisa Bisbal desearía que 'La Virgulilla' "fuese una guía y un pilar básico de nuestra sociedad en la ayuda a los desfavorecidos.
A nivel personal, quiero leer todas las buenas novelas del mundo y, sobre todo, quiero seguir compartiendo entre amigos, cada jueves, el inmenso amor que siento por los libros”.
'La Virgulilla' ha llegado a entrevistar a autores dentro del ciclo Castelló Negre de novela negra, va a participar activamente en La Nit de l´Art, presentó este verano pasado su primer libro de relatos con la editorial Unaria, y sigue manteniendo una nutrida información de todo aquello que ocurre, en materia literaria, en casi toda la provincia, puesto que sus miembros, cada vez más numerosos, e incluso itinerantes, ya han traspasado las fronteras de Castellón.
Posee además un club de lectura, con libros propuestos y detalladamente comentados por los editores de 'La pajarita roja', Carlos Tosca y Georgia Iordache, y un taller de escritura que dirige el también escritor Javier García Martínez.
Las tertulias, sobre todo si son tan activas como esta, suelen ser un estímulo para la lectura y la escritura además de que dinamizan culturalmente la ciudad. Para cualquier escritor en ciernes, para cualquier amante de los libros o para un poeta soñador de rimas, estar presente en una de ellas es una lección de literatura además de una construcción de ideas y conocimientos. Son instantes para aportar y para aprender.
En las tertulias literarias se va a potenciar siempre el espíritu crítico y el diálogo, así como el conocimiento de reglas, tendencias críticas y respeto tan necesario en la actualidad. Es ampliar la cultura en todos los niveles posibles aunque prima el acercamiento humano y el libre pensamiento.
Es un lugar, no solo físico, en el que se puede debatir de lo humano y lo divino, de los valores o de la ética que impregna cada renglón leído, de lo más simple a lo más complicado, y de todo el conocimiento que está reflejado en los libros y en los autores que se van leyendo y comentando. Por supuesto, hay ratos para la risa, para hablar de las realidades o fantasías no escritas, lo que los "virguleros" llaman irse por los Cerros de Úbeda. Pero ese instante es tan delicioso como el resto de tertulia.
Las tertulias literarias tuvieron su momento más álgido en la mitad del siglo XIX
El auge de las tertulias literarias es tan necesario hoy en día como lo fue en aquel momento histórico del Café Gijón.
Se necesita un resorte que empuje a las personas a salir de su zona de confort, enfrentar gustos, ideas, opiniones. En un mundo cada vez más regido por la aprobación virtual de los hechos o ponencias vertidos en canales virtuales, poder hablar abiertamente, enfrentarse en disputas amistosas, contemplar posibles perspectivas diferentes y tener opiniones dispares, es un auténtico tesoro.
En pleno auge del pensamiento único, poder decir en voz alta aquello que de verdad se piensa o se siente es casi un lujo. Obviamente, prima el respeto y la amistad, y solo desde ese prisma se pueden llegar a entender las distintas corrientes de pensamiento aunque no se compartan.
Cae la noche de otro jueves y hace frío.
Los tertulianos se despiden, aún con las últimas frases en su cabeza y con la proposición, quizá, de un nuevo libro que tal vez sea un reto. Cada uno se dirige a su casa, a su coche, a su pueblo. Por el camino, Felisa y María del Carmen hablan de los planes y eventos a los que van a asistir en nombre de 'La Virgulilla'. Porque su asistencia es una forma de dar apoyo a toda la comunidad de escritores y libreros; de amigos al fin y al cabo, algo que se valora por encima de otras muchas cosas. 'El cantonet de les aules' baja las persianas y comienza a recoger las mesas. La Plaza de las Aulas, en pleno centro de Castellón, se va vaciando a medida que los bares se llenan de gente que hace cola para cenar.
Los tertulianos aspirantes a escritores ven en ese devenir de la gente un escenario perfecto para algún capítulo de su libro. La gente que se cruza y a la que no conocen son los fantasmas que pueblan sus escritos y que pueden aportar la luz que a veces se necesita para iluminar las líneas de un libro.
Algunos piensan en el volumen que les espera en el sofá, junto a la mantita, y que seguramente comentarán en la tertulia cuando lo hayan terminado. Autores sagrados, consagrados, perdidos, hallados y malditos se dan la mano con los aspirantes a best seller que sueñan con ver su nombre en la portada de un libro, ganar un concurso o simplemente ser leídos. Porque lo importante de las tertulias es comunicar, dialogar, leerse, expresarse...
Y una buena tertulia que se precie, como esta, siempre será un medio de expresión y dialogo, de amor por los libros y las palabras. Por las letras. Si no fuera así, ¿cómo podría llamarse 'La Virgulilla'?