Ayer, 5 de febrero de 2020, abandonaba este plano terrenal para regresar a la refulgente estrella cósmica, la cual nos lo había cedido de prestado, el único e inimitable, Kirk Douglas. Grande entre los grandes, con casi una centena de apariciones en la gran pantalla a su espalda, fue sinónimo de algo muy poco común entre personajes famosos: nunca dio su brazo a torcer o flaqueó, abandonando sus ideales. Como el Espartaco (1960) de Stanley Kubrick, se mantuvo fiel a sus principios hasta la hora final, rodeado por un mar de camaradas que sintieron en él esa fuerza irresistible de quien habla con convicción y razón de ser.
Kirk Douglas estuvo con los mejores directores de la Historia como Vincent Minelli, Billy Wilder, John Sturges o Stanley Kubrick
Sin embargo, una de sus principales gestas no la hizo como actor, si no como opositor inquebrantable del macartismo, juntos a otros muchos actores, directores y guionistas de la época. Su nombre formó parte de la temida Lista Negra, algo de lo que siempre estuvo más orgulloso que atemorizado, y luchó con uñas y dientes para defender la libertad de expresión en su industria, algo ya de por sí complicado sin las intromisiones de Joseph McCarthy y su caza de bruzas personal contra comunistas y simpatizantes de izquierdas.
De modo que es irremediable apreciar a cuantos de los personajes que dio vida tenían esta misma ideología.
Ya fuera a las órdenes de Kubrick en Senderos de Gloria (1957) o la ya mencionada Espartaco; haciendo de héroe de guerra en Los Héroes de Telemark (1965), ¿Arde París? (1966) o Siete Días de Mayo (1964), o pasando por sus papeles más convencionales (que no menos dignos) en Veinte mil Leguas de Viaje Submarino (1954) o Duelo de Titanes (1957).
Eso sin olvidar, por supuesto alguno de sus primeros trabajos, como la excelente El Ídolo de Barro (1949), por la cual obtuvo su primera nominación al Oscar, Brigada 21 (1951) o Cautivos del Mal (1952) con la que obtuvo su segunda. Pese a no llevarse el merecido trofeo por ninguna de sus actuaciones, la academia reconoció su prolífica y sublime carrera con el Oscar Honorífico en 1996.
Una de sus últimas apariciones en público fue durante la pasada gala de los globos de Oro de 2018
Su hijo, Michael Douglas, se despedía hoy de él con estas palabras: “Con gran tristeza, mis hermanos y yo anunciamos que Kirk Douglas nos dejó hoy a la edad de 103 años. Para el mundo, él era una leyenda, un actor en la edad de oro del Cine (...) pero para mí y mis hermanos, Joel y Peter, él era solo un padre”. Por añadidura, y a título personal, tan solo he de añadir que para todos y cada uno de nosotros Kirk Douglas fue, y siempre será Espartaco.