Sepultada durante más de dos milenios por causa de la erupción del Vesubio aquel 79 d.C., hoy excavaciones arqueológicas han puesto al descubierto no sólo su estructura como palacio sino también su decoración, las pinturas al fresco que decoraban sus paredes… pronto será visitable para el público en general.

Un palacio, o, mejor dicho, Domus, decorado con preciosos frescos, objetos y vestigios de la vida cotidiana. Esto es lo que está sucediendo en el sitio de la Regio V de las excavaciones de Pompeya, donde los descubrimientos de las estructuras y los hallazgos continúan día a día casi sin descanso.

También ha sido descubierta a pocos metros de esta domus, una estancia perfectamente decorada que con cierta seguridad estaría dedicada a sacrificios. Así nos lo narra su mural decorado con una escena de un sacrificio romano en torno a un olivo.

La casa de Júpiter, la domus romana más rica de la antigua Pompeya

La casa o domus ya se encontró parcialmente excavada por la última prospección y excavación arqueológica entre finales del siglo XVIII y el siglo XIX. Decir también que era una zona bastante comprometida en más puntos por túneles y zanjas, aún visibles, que se usaron para practicar excavaciones en la época de los Borbones. El nombre de la casa viene dado por una imagen de Júpiter que fue descubierta en pleno siglo XIX en un lararium o pequeño altar sagrado que se situaba en el jardín.

La intervención de hoy está perfilando gradualmente el plan de una vivienda con un atrio central, rodeado de habitaciones completamente decoradas, entrada a lo largo del callejón de los balcones, también recientemente descubierto y en la parte inferior un espacio abierto con columnas dominado por otras tres habitaciones.

Júpiter para el panteón romano era la principal divinidad de la mitología.

Quizás muchos lo conozcan por su equivalente griego: Zeus. Representado siempre con su cetro y/o rayos, sus atributos principales son el águila, el cetro y el rayo. En origen se le consideró la divinidad del cielo, haciendo referencia al clima y a los ciclos agrarios y del campo. Para más tarde pasar a ser protector de la configuración de las ciudades latinas o urbes romanas.

Luego adoptando otros atributos acordes con el estado romano como son la justicia, el derecho y la autoridad de las leyes. Siempre conservando su originaria concepción de portador del rayo, alusivo al Zeus griego.

Presentaba todas y cada una de sus habitaciones decoradas

Mediante la técnica de la pintura al fresco, sus estancias revelan el estilo seguido: el llamado “primer estilo Pompeyano”, esto es, un lenguaje artístico inspirado en la cultura helena o helenística, griega, que consistía en ir añadiendo capas de estuco en la pared en forma de rectángulos coloreados de colores vivos como el rojo, el negro, el azul, amarillo o verde, de tal manera que imitaran el mármol policromado. Una estética que no encuentra parangón en ninguna otra decoración de la urbe romana de Italia; sólo en estas paredes de la Domus de Júpiter de Pompeya.

Aunque en sus muros, además de las ya mencionadas estructuras arquitectónicas y figuras geométricas, también figuraban animales, en particular aves como el pavo real, entre otros; y vegetación como helechos o ramitas con flores a modo de decoración.

El rojo pompeyano no existió. Les descubrimos a qué se debe esta denominación

Así es, como lo leen, el denominado rojo pompeyano que hoy conocemos y al cual nos referimos cuando buscamos una pintura de un rojo intenso, no debería denominarse concretamente pompeyano. Pues originariamente las paredes de Pompeya no estaban pintadas de rojo, sino de otro tipo de colores, predominando los amarillos y ocres. Su aspecto tan vivo y estas paredes de un rojo tan intenso fue debido por la transformación química de sus pigmentos tras las llamas provocadas por la erupción del volcán.

Otra cosa ya eran las casas o domus dedicadas a las principales divinidades del imperio, las cuales ya se trataban de pintar en origen de colores vivos. Pues los colores en la antigüedad marcaban el estatus social y divino.

El fuego no sólo afectó a la composición de los pigmentos de las paredes, también a todo el mobiliario que contaba no solo esta domus sino el resto de casas romanas. Así que imaginad la magnitud de la catástrofe. Pues se calcula que la ciudad llegó a alcanzar entre 300 y 600 grados centígrados.

Hoy Pompeya se nos presenta como paralizada, como una ciudad fantasma, cuyas paredes y demás vestigios arqueológicos nos tratan de contar lo que ocurrió aquel día en que el Vesubio erosionó y pilló de improviso a todos sus habitantes.

Y, no sólo Pompeya, Herculano y Estabia también fueron otras de las ciudades que, por cercanía al volcán, también sufrió de sus estragos. Pero esto da para otro artículo.

Quizá se podría haber evitado este desastre, o quizá no. Pues los habitantes de la Pompeya de aquel año no sabían lo que estaba por ocurrir, no habían visto todavía un fenómeno como aquel antes, o en otras palabras, este fue su fin del mundo. Hay multitud de escritos sobre este fenómeno ocurrido en Pompeya, de los cuales debemos saber diferenciar entre los que nos aportan verdad y lógica basada en el análisis de los vestigios descubiertos, y los que tan solo nos presentan meras conspiraciones. Las conspiraciones nunca han sido buenas, así que desde BlastingNews os animamos a dudar de toda noticia que a priori parezca falsa y siempre busquen las referencias y pruebas lógicas basadas en hechos reales y tangibles.

Para finalizar el presente artículo, les recomendamos el siguiente libro para aprender más sobre estos vestigios:

  • "Carlos III y el descubrimiento de Herculano, Pompeya y Estabia", de Félix Fernández Murga.

Asimismo, les animamos a visitar la ciudad...