"Cuando más se aproximaba, la ceniza caía en las naves cada vez más caliente y más densa, y también pedruscos y piedras ennegrecidas quemadas y rajadas por el fuego...". Así el escritor Plinio el Joven (61-113 d.C.) describía a su amigo Cornelio Tácito la catástrofe acaecida el 24 de agosto del año 79 d.C., día en el que el Vesubio entró en erupción y sepultó la vida de Pompeya, Herculano y Estabia (Campania italiana).

Una destrucción que supuso un duro golpe para el Imperio Romano y, que con el tiempo, se convirtió en uno de los acontecimientos más impactantes de la historia.

Del que, siglos después somos testigos, pues Pompeya quedó sepultada y paralizada en tiempo, hasta que fue redescubierta en 1738.

Las primeras intervenciones sobre la ciudad corrieron a cargo de Roque Joaquín de Alcuburre (1738-1756) y bajo el patronato del Carlos III de España. Desde entonces, los descubrimientos realizados en la ciudad romana han sido innumerables: la casa de Meandro, el lupanar, el foro, el anfiteatro, los templos de Júpiter y de Isis, sus bellos frescos, los moldes de escayola de aquellos que murieron sepultados por los escombros o axfisiados por el humo, etc.

El hombre que murió aplastado

Hace unos días Massimo Ossana (Director del Parque Arqueológico de Pompeya) daba a conocer el interesante hallazgo (Región V de Pompeya) del esqueleto de un hombre de 1´65 m de altura y de unos 30 años que murió aplastado por un bloque de 300 kg que, posiblemente le decapitó y le rompió la parte superior del tórax .

Este descubrimiento, nos vuelve a poner de manifiesto el horror que se vivió en la ciudad durante la erupción del Vesubio. Pues los primeros estudios realizados por el equipo de arqueólogos y antropólogos, nos dicen que este hombre fue alcanzado por el bloque (posiblemente procedente de alguna casa) expulsado por algún flujo piroclástico cuando estaba en plena huida, la cual, debió realizarla con muchas dificultadas, pues la tibia de este individuo ha puesto de manifiesto que debía tener una lesión o infección que le provocaba cojera.

Por otro lado, junto al pecho del esqueleto también se ha hallado una pequeña bolsa con monedas republicanas (Marco Antonio) e imperiales ( Octavio Augusto y Vespasiano): 20 denarios de plata y dos ases de bronce, que hacían el total de 80 sestercios. Un tesorillo con el que, según M.Ossana, podría vivir una familia de tres miembros durante 15 días.

Todavía quedan muchas cosas por investigar en torno a este nuevo hallazgo, pero todo parece indicar que este hombre fue de los últimos que intentó huir, quizás impedido por su cojera, y que sobrevivió a las primeras fases de erupción del volcán hasta que decidió huir con parte de su dinero.

Otros descubrimientos

Los resultados de las nuevas excavaciones, no solo se quedan aquí. También se ha hallado una villa suburbana ubicada en Civita Giuliana (víctima de excavaciones clandestinas), que se dedicaba a la producción agrícola y ganadera.

Precisamente, en el establo de dicha villa se descubrió hace unas semanas un gran caballo (1´50 m) engalanado, con bocado de hierro y piezas ornamentales de bronce.

Justo por estos detalles los arqueólogos apuntan que debió ser caballo de raza noble.

Por otro lado, cerca de La Villa de las Boda de Plata (Región V de Pompeya), se ha descubierto otra vivienda que ha sido llamada La Domus de los Delfines. Se trata de una vivienda perteneciente a una familia acomodada que destaca por sus excepcionales frescos de delfines, loros y pavos reales.