El Centro Niemeyer se ha convertido en un lugar emblemático para Avilés, su imagen recibe a los visitantes que llegan a la ciudad con sus formas redondeadas. Pero además, ha conseguido convertirse en un referente para el Arte moderno a nivel estatal. La exposición que desde el 29 de junio hasta el 6 de enero de 2019 se puede visitar, bajo el título “Pedro Masaveu pasión por Sorolla”, no hace más que reafirmar al centro Niemeyer como un destacado enclave cultural.

La exposición “Pedro Masaveu pasión por Sorolla”

La enorme cúpula blanca del Niemeyer supone una especie de paso de tránsito.

De la suave forma semicircular y blanca del exterior accedemos al interior a través de un pasillo para, una vez dentro, disfrutar de un amplio espacio en penumbra, en el que las 58 obras de Sorolla, lucen aparentemente suspendidas de la nada. Los cuadros, etéreos despiden luz, o como más hermosamente dijo Azorín, “No es el color, sino el aire, lo que ha pintado Sorolla, y lo que sublima su pintura. El mar, las velas blancas, los árboles, la barca humilde…

La exposición ha sido organizada conjuntamente por la Fundación María Cristina Masaveu Peterson y el Centro Niemeyer. La comisaria es Blanca Pons-Sorolla, bisnieta del artista y experta en su obra, que ha conseguido redescubrir la figura de Sorolla a través de la vasta correspondencia que mantuvo con su esposa Clotilde.

La muestra supone la fusión de diferentes artes, consiguiendo unir mundos separados por océanos. Así, Brasil está presente en Avilés, no solo a través de la arquitectura de Oscar Niemeyer, sino también a través del diseño de esa especie de caballetes de cristal con base de hormigón, ideados por la arquitecta italo-brasileña Lina Bo Bardi, y que contribuyen a dar una hermosa perspectiva de conjunto a los cuadros que parecen flotar, buscando una experiencia estética más que una presentación cronológica.

Una exposición dividida en cuatro secciones

Joaquín Sorolla y Bastida (1863-1923) se formó como pintor en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos en Valencia, a los 23 años viajó a Italia para continuar su formación y visitó París donde descubrió un ambiente artístico que le fascinó.

Del retrato velazqueño al aire libre’ es la primera sección de la exposición.

En su primer viaje a Madrid en 1881, Sorolla quedó encandilado con Velázquez al que comenzó a estudiar. “La reina doña Mariana de Austria. Copia de Velázquez” de 1884 es un buen ejemplo.

El espacio velazqueño está también presente claramente en el retrato de “La familia de Rafael Errázuriz Urmeneta” de 1905 que recuerda claramente a las Meninas. Pero pronto Sorolla descubrió que lo que más le gustaba era pintar al aire libre: la luz, los colores, captar los instantes precisos a golpe de pinceladas, como se ve en “Mi mujer y mis hijas en el jardín” de 1910. En palabras del propio maestro “no me gusta el estudio para pintar. Lo detesto con toda mi alma…Yo aprovecho todo el tiempo que puedo el calor, pues estoy pintando del modo que yo deseaba, es decir, a la luz libre”.

La segunda sección lleva por título “El mar. Del mundo del trabajo a los ocios estivales”. Las primeras obras de Sorolla reflejan el mundo de los pescadores de las playas valencianas, pero con el tiempo irá evolucionando hasta captar también los juegos de los niños al borde del mar, buscando capturar los instantes y el mismo movimiento, las diferentes luces, “Nadadores de Javea” de 1905 es un formidable ejemplo.

Escenas de género, costumbristas y al aire libre” es el título de la tercera sección, entre 1885 y 1889 Sorolla pintó en Italia escenas de género para sacar algo de dinero que le permitieran completar los pocos ingresos que recibía como pensionado. Pero posteriormente mantuvo esta temática que aprovechó para hacer estudios sobre la luz.

La última sección está compuesta por solo dos obras y se trata de “Estudios de flores”.

La exposición además coincide con la celebración del 25 aniversario del fallecimiento de Pedro Masaveu (1938-1993), empresario y filántropo asturiano. Su pasión por Sorolla le llevó a convertirse en el mayor coleccionista español de su obra, el segundo mundial tras el estadounidense Archer Milton Huntington (19870-1955) que fue el fundador de The Hispanic Society of America.

Pedro Masaveu llegó a hacerse con 59 obras de Sorolla, ampliando la colección artística que en el s.

XIX comenzará a adquirir su familia y que es uno de los fondos artísticos más importantes de España. La colección de Pedro Masaveu pasó por deseo de María Cristina Masaveu (su hermana) a manos del Principado de Asturias en el año 1994.

Esta constituye la primera ocasión en la que pueden verse expuestas juntas 58 de esas obras, la que falta, titulada “Llegada de la pesca” se puede ver en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

La exposición deja al visitante con una explosión de luz en sus pupilas y el sentimiento de vitalista alegría que desprenden las obras del maestro Sorolla. En palabras de Juan Ramón JiménezAhí está Joaquín, con su cabello enmarañado y su pipa, hablando a gritos, con su voz vibrante, como si estuviera en la playa, hablando sobre el ruido del oleaje. La noche llega. El cuadro está ahí, lleno de sol, lleno de rumor y de espuma. Parece un sueño