Se conocieron en 1856 en la papelería Gravier de El Havre, en Normandía, Claude Monet (París, 1840 – Giverny, 1926) tenía 15 años y se dedicaba al dibujo y a la caricatura, Eugène Boudin (Honfleur, 1824 –Deauville, 1898) tenía 31 años y llevaba 10 dedicándose a la pintura, antes había trabajado como papelero y enmarcador. Boudin había tenido una formación autodidacta, copiando a los pintores holandeses del s. XVII y realizando estudios al aire libre siguiendo la tradición paisajística de la Escuela de Barbizon.

Alentó al joven a ir a más en su trabajo, asegurándole que sus trabajos eran divertidos, atrevidos y brillantes pero que se aburriría si continuaba siempre haciendo lo mismo y se ofreció a ser su maestro.

‘A Boudin le debo el haber sido pintor’ dirá Monet

Quizás por la fuerza de la juventud, Monet no aceptó en un primer momento, no le gustaban las pinturas de Boudin, sus marinas le resultaban “repugnantes”. Pero poco tiempo después, en sus propias palabras “se me abrieron los ojos” y Monet cambió de idea. Pese a que sus padres no estaban de acuerdo, pues la extracción social de Boudin era baja, Monet decidió convertirse en su discípulo.

Ambos comenzaron a pintar juntos al aire libre, ambos compartieron intereses artísticos, desde la iconografía de la vida moderna a los efectos cambiantes de la luz pasando por la naturaleza de las costas de Bretaña y Normandía.

Boudin enseñó a Monet a ser fiel a la luz observada, la importancia de la inconstancia y la instantaneidad, lecciones que acompañarán a Monet toda su vida. En 1958, Monet estaba preparado para sacar su primer cuadro “Vista de los alrededores de Rouelles” inspirado en los paisajes que rodeaban El Havre, una vista bucólica de un cielo azul, unos chopos y un pescador de camisa azul; como también lo estaba el de su maestro “Paisaje normando” (h.

1857-1858).

En 1959, Monet viajó a París, pero los viajes frecuentes a El Havre y la asidua correspondencia que mantuvo con su maestro los mantuvieron unidos pasando a mantener una relación de amistad y admiración mutua, que solo decayó en la década de los años 70.

En estos años la crisis económica afectó al mercado artístico y Monet presionó al marchante común de ambos pintores, Durand-Ruel. Además, comenzó una relación com Alice Hoschedé antes de la muerte de su esposa Camille Doncieux, a la que Boudin tenía un gran aprecio.

Boudin participó en 1974 en la primera exposición de los impresionistas, pero nunca perteneció al movimiento a pesar de contar con la admiración de varios de sus miembros como por ejemplo Corot que lo consideraba ‘el padre de los cielos’. El tratamiento del color mucho más decidido y espontáneo en Monet fue algo que separó siempre a los dos artistas.

Cuando Boudin muere en 1898, Monet no asistió a su funeral, pero formó parte de los organizadores de la retrospectiva que se le hizo al año siguiente en París, finalmente reconoció “Todo se lo debo a Boudin”.

La exposición del Thyssen-Bornemisza: Monet/ Boudin

Por primera vez una exposición confronta la obra de ambos artistas, bajo el título ‘Monet/Boudin’ , del 26 de junio al 30 de septiembre de 2018 podemos ver 103 obras de ambos artistas en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Muchas de las obras proceden del préstamo de distintas instituciones y museos internacionales tanto de carácter público como privado como la colección Marunuma Art Park de Japón o el Museo d’Orsay.

Podemos decir que más del 75% de las mismas nunca se habían visto en España. La exposición es comisariada por el conservador del museo Juan Ángel López-Manzanares y cuenta con el mecenazgo de Japan Tobacco International (JTI).

La exposición realiza un recorrido temático y cronológico de la obra de ambos artistas y se divide en o apartados diferentes acorde a las temáticas tratadas: paisaje pintoresco, marinas, escenas de playa, pasteles, variaciones, litoral agreste, luz reflejos y efectos atmosféricos y viajes al sur.

Boudin es un pintor prácticamente desconocido en España, Monet ha llegado a ser uno de los pintores universales de fama indiscutible, a día de hoy en la National Gallery de Londres puede verse una exposición dedicada a sus “arquitecturas”. Monet fue el gran motor del impresionismo, movimiento que supuso un cambio enorme en cuanto a la manera de comprender la pintura, poder disfrutar de sus obras comparándolas con las de su primer maestro es una oportunidad para indagar en la historia del arte.