En 1964 la beatlemanía estaba en pleno auge. Al éxito continuado de cada single en UK se añadía que a partir del número 1 que I Want to Hold Your Hand consiguió en EEUU junto a las apariciones televisivas del conjunto de Liverpool en el programa de Ed Sullivan Show, el fenómeno Beatle ya era mundial. En pocos años habían pasado de actuar cada noche en un tugurio de mala muerte en Hamburgo a ser los ídolos del momento.

Así que había que seguir exprimiendo la gallina de los huevos de oro. Quienes le iban a decir a los ejecutivos de EMI que cuando aceptaron a los cuatro chicos de Liverpool, lo hicieron sin mucha convicción e influyó más el carisma y la simpatía de los jóvenes que la Música que hacían.

Lo cierto era que en poco tiempo, habían revolucionado la música pop en la isla británica y las caras de John, Paul, George y Ringo empezaban a ser familiares para todo el mundo.

Qué noche la de aquel día. La película

Pues bien, para continuar con la senda del éxito, pensaron que una buena manera de llegar a más gente y conseguir mayores beneficios, era hacer una película con los chicos.

La película tuvo el título de A Hard Day’s Night, una genial ocurrencia de Ringo Starr, y el argumento trataba sobre la vida durante un par de días de la banda, rodado a modo de documental ficticio haciendo uso de una fotografía en blanco y negro al más puro estilo cinema vérité, y con muchas dosis de humor británico.

La película fue dirigida por Richard Lester, director de películas como Golfus de Roma o Robin y Marian, ni que decir tiene que fue un completo éxito y de hecho esta película tuvo una influencia posterior en películas de espionaje y videoclips por el uso conjunto de música e imágenes.

El álbum y sus influencias

En cuanto a la música qué podemos decir, de la película evidentemente, sacaron un álbum del mismo título que el film, su tercer LP y que fue todo un éxito, desbancando de la cabeza de las listas a With The Beatles y estando veintiún semanas en el top 1.

La portada es todo un referente visual y homenajeada en multitud de ocasiones (echarle un vistazo al videoclip Wonderwall de Oasis) al igual que en casi todas las portadas de sus discos.

Es el primer disco del cuarteto de Liverpool en el que solo hay canciones propias firmadas por Lennon&McCartney, si bien la autoría de Lennon predominaba sobre la de Paul.

En el álbum podemos escuchar algunos de sus temas más clásicos como la que da el título al disco, con ese particular acorde inicial y Can’t Buy Me Love. Pero aparte podemos encontrar auténticas joyas en este trabajo en el que se apreciar la progresión de The Beatles a la hora de componer. Canciones como If i Fell, And I Love Her, Any Time at All o I’ll Be Back son buena prueba de ello.

Musicalmente, fue el primer álbum grabado en cuatro pistas consiguiéndose así un mejor resultado en la mezcla final y destacar también el uso que George Harrison hizo de la guitarra solista de 12 cuerdas, siendo de inspiración para grupos como The Byrds. Otra influencia clara fue que el éxito que The Beatles tuvo en EEUU consiguió que otros grupos pudieran viajar al continente americano para actuar y promocionarse, como The Animals, The Kinks o The Rolling Stones, fenómeno que llevaría el nombre de la invasión británica.