Miguel Ríos era consciente de que los tiempos del Rock&Ríos no volverían. Tras el desaguisado que supuso la gira de Rock en el ruedo, su siguiente apuesta, El año del cometa (1986) no tuvo la acogida esperada a pesar de haber contado con un profesional como Tom Dowd en la producción y con gente como Max Weinberg (E Street Band), o Antonio Vega y Joaquín Sabina.
Sin embargo, su proyecto televisivo, Qué noche la de aquel año (1987) fue todo un éxito, eso le dará alas para embarcarse en otras ideas a lo largo de los años siguientes, además ese mismo año recibió la Medalla de Oro de la Ciudad de Granada, el primer de los muchos reconocimientos que va a ir recibiendo con los años.
Homónimo
Musicalmente, un par de años después publica un nuevo disco, esta vez con título homónimo, Miguel Ríos (1989), con la producción de Antonio García de Diego y Luís Fernández Soria.
El cantante con este disco inicia una nueva época, no solo deja atrás el rock más duro para abrazar el swing y el jazz, sino que la temática varía también. Es un álbum más personal y menos serio en su temática a pesar de Corazones rotos y El libro de la selva. Destacan sobre todo las canciones que abren las dos caras como Mientras el cuerpo aguante, que es todo una declaración de intenciones y El blues de la soledad, canción de Joaquín Sabina, sin duda la mejor del álbum.
El resto, exceptuando Raquel es un burdel, de Sabina también (prueben a imaginarla con el ritmo swing de las canciones de Joaquín junto a Viceversa), es discreto y no aporta mucho a su carrera.
Tras una gira que lo llevó también por Latinoamérica y en la que cambió las mallas por los vaqueros, se puso en marcha para su siguiente trabajo que publicaría con el título de Directo al corazón saliendo al mercado en 1991.
Directo al corazón
El álbum continuó con la senda iniciada por el disco anterior. Es un trabajo más sobrio e íntimo producido por Chucho Merchán y Tato Gómez.
Destaca sobre todo la brillante canción que da título al disco, un tema a ritmo de swing y jazz con Música de Pancho Varona y letra de Manolo Tena. Destacan los tiempos medios como La luna turca o Al sur, al sur y las baladas como Hasta que olvides, El cielo esperará o la tristísima Más solo que dios, no están nada mal sin estar dentro de lo mejor de Ríos.
El resto es apreciable y complementa el álbum pero poco más.
Así que pasen 30 años
Al año siguiente para celebrar sus 30 años de carrera y coincidiendo con que cumplía su contrato con Polydor, edita un recopilatorio titulado Así que pasen 30 años y el subtítulo Tres décadas de éxitos, en el que además de hacer un recorrido extenso por su trayectoria en 3 discos, incluye además dos temas inéditos. El primero es el que lleva el título del recopilatorio y el siguiente, una hermosa balada, descarte de su disco Rocanrol Bumerang, En el parque.
El recorrido es exhaustivo, no se deja ningún hueco, salvo los años anteriores al disco Al Andalus, echando quizás en falta algún tema como Por si necesitas o Despierta, y además Todo a pulmón, del disco, La encrucijada.
Miguel Ríos entra en la década de los 90’s al igual que treinta años antes, con las mismas ganas e ilusiones y con el espíritu inquieto de siempre.