Actualmente, en el Prado podemos admirar las mejores obras de la historia del arte y , una de ellas, es sin duda " El jardín de las delicias" (1503-1505), del pintor Jheronimus Bosh (El Bosco). Con ésta, el genio holandés se desmarcó completamente de los cánones clásicos de su época e incluso de posteriores.

Este tríptico, cerrado y abierto nos habla del origen y de fin del mundo. Cerrado muestra una de las primeras escenas del Génesis, la creación del mundo y el origen de la vida. Por el contrario, abierto muestra la creación del hombre/mujer y el Edén a la izquierda, a la derecha el infierno y en el centro la debilidad y los vicios del ser humano.

Así, leído de principio a fin, narra la historia de la caída del género humano, sin posibilidad de redención, puesto que no existen las figuras divinas o santas como mediadoras.

Tríptico cerrado: la creación del mundo

Cuando se cierra el tríptico, la imagen que se nos ofrece es el tercer día de la creación, representada en un universo circular, entre brumas y transparente. En su interior, únicamente se pueden vislumbrar elementos vegetales, todavía no se han creado los animales ni al ser humano.

En la parte superior, se aprecian dos elementos muy interesantes: en la esquina superior izquierda aparece la figura de Dios con una Biblia y en el centro, está escrita una frase del Libro de los Salmos: "...

Él lo dijo, y todo fue hecho. Él lo mandó, y todo fue creado...".

Tríptico abierto

Panel izquierdo: El Edén/Paraíso

En la parte inferior, podemos contemplar como Dios presenta a Adán a Eva recién creada a partir de su costilla. Ambos representan la pareja ideal de seres humanos, en perfecta armonía y unidad, que sólo puede producirse por la mediación de Dios.

Detrás de esta escena, aparecen dos árboles muy significativos. Por un lado, detrás de Adán se representa el árbol de la vida y, por otro lado (más alejado), se encuentra el árbol del bien y del mal, con una serpiente enroscada en el tronco, preparada para tentar a Eva a cometer el pecado original.

En este Edén todo parece idílico y bucólico en la parte superior, pues pueden apreciarse animales que evocan a la paz y la armonía, como: unicornios, ciervos, garzas, una jirafa y un elefante.

Sin embargo, según se va bajando ese mundo de paz se va tornando en un espacio algo más peligroso. Representado en varios elementos: en el centro aparece la fuente de la vida , en cuyo interior se encuentra agazapada un lechuza, símbolo de la maldad, la herejía y de la desviación de la fe. Por otro lado, en el estanque de la fuente y en el estanque de la parte inferior, habitan otro tipo de animales: alimañas, anfibios, reptiles de aspecto demoníaco, animales que son cazados... Todos ellos, comienzan a representar el caos y el pecado. Destacando, la cueva de la que surge el árbol del bien y del mal, que simboliza la guarida del diablo, el mal.

Panel central: El jardín de las delicias

Ese paraíso armonioso que se tornaba en peligroso del primer panel, es transformado en un falso paraíso en el panel central.

Tras el pecado original, el mundo ya se ha sumido en los pecados capitales, ha caído en la decadencia y en la debilidad.

De ahí, que el Bosco crease un espacio anárquico, desorganizado y angustioso en este panel: una gran cantidad de hombres y mujeres de diferentes razas pueblan este universo y hacen gala de la locura, la desinhibición, la lujuría y la lascivia.Todo ello simbolizado a través de la práctica de relaciones sexuales de todo tipo, representación de personajes desnudos, la presencia de grandes frutas (cerezas, madroños,frambuesas...) que hacen alusión al placer sexual, personas montadas sobre animales, grandes aves y peces... Es decir el mundo al revés.

Igualmente, en este "paraíso" vuelven a aparecer la lechuza y Eva.

Esta última (en la parte inferior), dentro de una cueva y junto a otro personaje que la señala y mira directamente al espectador. Podría tratarse de San Juan Evangelista, señalado a la que trajo el pecado al mundo.

Panel derecho: El Infierno

Lo interesante de éste, es que el infierno es representado como un infierno de aspecto musical, en el que muchos de los objetos utilizados para torturar las almas de los condenados son instrumentos musicales: arpa, laúd, órgano... Sin duda, éste simboliza la debilidad del hombre, el alejamiento de Dios y, finalmente, la caída en el pecado, que conduce directamente al infierno.

En la parte superior, se representa un ciudad en llamas, que está siendo atacada, luchas entre ejércitos...

Es decir, un espacio real que se está sumiendo en la perdición y que se va convirtiendo en un espacio más fantástico, según se va bajando.

De esta forma, en la parte central e inferior observamos personajes que son torturados, personas que se ahogan en un lago helado y otras que son sometidas al fuego (uno de los castigos del infierno), animales que devoran a personas, monjas transformadas en cerdos que acosan a hombres, demonios... Pero sin duda, lo que más destaca de este panel es un personaje con cabeza de pájaro, sentado en un retrete, que devora personas que, seguidamente, caen a un pozo. Es muy posible, que éste represente a Lucifer comiéndose a los pecadores y arrojándolos al pozo en el que residen las almas condenadas.

Definitivamente, con esta obra el Bosco demuestra que es uno de los primeros genios de la historia del arte que fusionó en sus obras el elemento onírico, la fantasía, el humor y la crítica. Es más, en El Jardín de las Delicias, vemos una interpretación única de un tema tan clásico como el religioso.