La obra creada por Ruth Sánchez González y Jessica Belda, y dirigida por Carla Chillida es un trabajo que desde el feminismo, se adentra en un mecanismo eterno de largo y nefasto alcance: el adoctrinamiento, el control y la dominación. Mantiene así la línea inequívoca del Teatro del barrio, el análisis crítico de nuestra Historia más reciente, creaciones de nuevos autores que tienen la mirada puesta en lo que somos hoy en día, en el cómo hemos llegado hasta aquí y por qué nuestra realidad es el reflejo esperpéntico de lo que debería haber sido y no fue.
La sección es un juego teatral que propone el principio, confrontación y finalmente desaparición de los dos pilares de adoctrinamiento que el falangismo primero y después el franquismo acometió sobre la labor de la mujer en el régimen: la sección femenina y el auxilio de invierno, posteriormente denominado auxilio social. Dos aparatos de control que bajo el palio de la educación y el apoyo a la mujer, trabajó durante años (la sección femenina desde 1934 hasta 1977 y el auxilio desde 1936 hasta 1977, englobado en la primera) para hacer desaparecer de la vida pública a las mujeres, recluyéndolas al ámbito doméstico e inculcando una moral y doctrina de sumisión frente al hombre. Un proceso de adoctrinamiento que marcaba las pautas de cómo comportarse en todas las esferas de la vida, que imagen se debía dar socialmente y los valores nacionales que se debían transmitir en la crianza de los hijos.
Con un pequeño gemido, basta
La obra se desarrolla a través de la explicación de los hechos y la expresión de las principales directrices de la doctrina, a través del juego de poder entre sus personajes históricos: Pilar Primo de Rivera (Jessica Belda en la obra) creadora de la sección femenina, Mercedes Sanz de Bachiller (Manuela Rodríguez) fundadora del auxilio social, y finalmente la mujer quien controló y puso orden sobre todo religioso, Carmen Polo (Natalie Pinot y Roser Pujol), esposa de Franco y a la postre la mujer con más poder en la época.
Estas mujeres, curiosamente, fueron excluidas de igual forma que la España, republicana y democrática destruida. Si las mujeres de los vencidos fueron vejadas, las mujeres de los ganadores también fueron, de alguna manera, utilizadas. Pilar Primo de Rivera (1907-1991) fue la hermana de José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange.
Su objetivo fue enseñar el legado falangista a las mujeres del país, ideario que fue la base esencial del primer franquismo, pero que en la segunda fase del franquismo fue regalado ante la necesaria apertura del país. Esta organización llegó a tener más de 600.000 afiliadas, y más de 3 millones de mujeres fueron educadas por la sección femenina en todo el Estado. Mercedes Sanz de Bachiller (1911-2007), viuda de Onesimo Redondo, creador de la JONS, llevo a cabo, ya en la guerra civil, el auxilio social, organización cuya labor era el auxilio a la población ocupada por el ejército sublevado (modelo tomado del auxilio de invierno del partido nazi). La cercanía y admiración por la organización nazi y también por sus valores siempre estuvo latente en la sección femenina (que acabo aglutinando al auxilio social) sobre todo en los primeros años.
La valía del deporte femenino fue una de las herencias del culto al cuerpo del nazismo. En España, mucho más pudorosa y católica, la selección de deportes se dirigió a aquellos que no hicieran perder la feminidad con un objetivo claro, la no competitividad y la mejorara de salud de la madres, es decir el buen tono y humor de la mujer para poder parir. Durante los años 50, sería Carmen Polo la que acabaría controlando la organización, entregándola su control a la iglesia. El ideario que expresó la sección femenina, una prolongación del ideario de Pilar Primo de Rivera, subrayaba la locura colectiva que supuso el ideario fascista español. Un oscuro legado en la mentalidad de las mujeres que fueron adoctrinadas en aquella época "Si tu marido te pide prácticas sexuales inusuales, sé obediente y no te quejes".
Barbaridades de este tipo, que hoy en día no tendrían cabida en nuestra sociedad pero que acabaron en el psiquismo de nuestras abuelas y madres… "Si sugiere la unión, accede humildemente, teniendo siempre en cuenta que su satisfacción es más importante que la de una mujer. Cuando alcance el momento culminante, un pequeño gemido por tu parte basta para indicar cualquier goce que haya podido experimentar".
Yo nací en 1981
"Las mujeres nunca descubren nada; les falta el talento creador reservado por Dios para inteligencias varoniles". Esta frase de Pilar Primo de Rivera, es un ejemplo de la limitación y sometimiento que su ideario implantaba en la mujer y que sirvió de manual y guía del comportamiento de las españolas durante más de cuarenta años.
Una tragedia que recluyó a muchas de nuestras abuelas y madres en sus casas, cercenando cualquier tipo de proyección vital. La obra se desarrolla con pequeños detalles de la historia personal (los traumas, de estos personajes) para con posterioridad ver como ese adoctrinamiento y la evolución del país, chocan entre sí. La lucha entre Pilar y Mercedes, y a la postre la dueña de esa herramienta de control, Carmen Polo, se dibuja de forma delirante, casi grotesca, bajo el distorsionado y contradictorio ideario. La mujer, todas las mujeres, incluso las vencedoras, fueron derrotadas como seres humanos. Un acto de suicidio en toda regla, resultado del fanatismo de estos sujetos y sus ideas nefastas.
Los personajes evolucionan como pueden –en una constante contradicción- para sobrevivir y perpetuar su estatus. El cambio de vestuario sirve para simbolizar las continuas contradicciones que sufren los personajes, mezclando ideas de identidad con sumisión. Ejemplifican de esta manera, esa locura colectiva que representó el franquismo –y que aún sufrimos-, y las continuas transformaciones que tuvo que llevar a cabo el régimen para sobrevivir, un anacronismo y excepcionalidad en todo occidente. La derrota alemana y la destrucción del nazismo, trajo consigo el primer lavado de cara, posteriormente la influencia norteamericana, la apertura económica del régimen y el turismo hizo que los preceptos de la dominación se maquillaran, al menos en las formas, para finalmente evolucionar distorsionado.
Las mujeres, vencedoras o vencidas son invisibles para la Historia. Indistintamente en el bando donde militen, pero España fue el espejo de todas las tragedias: el fascismo no perdió, simplemente se transformó. Una frase, la que el personaje ya no de Pilar, sino el de la propia actriz Jessica Belda nos subrayaba al final de la obra: “Yo nací en 1981, en 1981 se reinstituyeron la leyes de igualdad de género en España… En el año 1931, la República creó las leyes de igualdad de género. 50 años, se perdieron 50 años. Se retrocedieron 50 años, y la alerta siempre salta cuando ves que al día de hoy no siempre se camina hacia adelante.