Margaretha Geertruida Zelle, más conocida como Mata Hari es la protagonista de la ExposiciónEl mito y la doncella” que se puede ver en el Museo de Friesland desde el pasado 14 de octubre de 2017 hasta el próximo 2 de abril de 2018, como parte de los actos culturales que celebran la capitalidad cultural este año de la ciudad de Leeuwarden en la región de Frisia (Holanda).

Exposición sobre Mata Hari en el Museo Friesland

Coincide la exposición “El mito y las doncella”, con la celebración de los cien años de la muerte de la que puede considerarse como la espía más famosa de todos los tiempos.

La muestra exhibe cartas, diarios y poemas, objetos personales, imágenes e incluso archivos militares franceses recientemente desclasificados que aportan datos nuevos sobre su juicio.

Se busca con todo ello que podamos acercarnos a la mujer real que se esconde detrás del mito y ayudarnos a comprender su biografía. La exposición recoge unos 55 objetos, lo que supone la mayor muestra que se le ha dedicado hasta la fecha.

Mata Hari hija y madre

La vida de Mata Hari fue un viaje de manera literal.

Nació el 7 de agosto de 1876 en Leeuwarden, era hija de un acaudalado vendedor de sombreros de Holanda. Su infancia fue rica, pero cuando Mata Hari tenía 14 años su padre se arruinó, lo que hizo que sus padres se separarán, al poco tiempo su madre murió y Mata Hari acabó viviendo en un internado, donde sufrió el acoso del director.

Joven, a los 18 años, respondió a un anuncio de un periódico y se casó con Campbell MacLeod, un capitán que tenía 39 años, con el que partió rumbo a Indonesia solo cinco meses después. Ya en aquel entonces le gustaban los hombres de uniforme.

Tuvo dos hijos, un niño Norman y una niña, Lousie que apodaron Non. Pero la afición al alcohol de su marido, un hombre celoso y violento que además le contagió la sífilis y la muerte de Norman hicieron que decidiera divorciarse.

MacLeod le negó el contacto con la niña. Mata Hari decidió entonces regresar a Europa, con el exotismo de Oriente metido en la cabeza. Así debutó como bailarina, en París, el 13 de marzo de 1905, danzó por primera vez en el Museo de Arte Orienta del coleccionista Guimet, bajo el seudónimo de Mata Hari que significa “Ojo del Alba” en javanés.

Mata Hari bailarina y espia

Estamos en el París de los primeros años del siglo XX, la belle epoque, el erotismo de sus bailes, le hizo triunfar en los teatros de todas las ciudades de Europa. Unido a su belleza y a la magia de una exótica vida inventada, le granjeó amantes de clase alta, dedicados a la política o al ejército. Así, la alcoba de Mata Hari se convirtió no solo en un lugar donde disfrutar de los placeres de la carne, se dice que dominaba el Kama Sutra, si no de confidencias y secretos de alto estado.

En julio de 1914 se produjo el estallido de la primera Guerra Mundial, Mata Hari se encontraba en Berlín. Se entrevistó con uno de los jefes del espionaje alemán, Kraemer, ella pretendía llegar a Holanda, que era un país neutral. En 1915 estaba en Madrid, tenía relaciones con un oficial alemán, lo que llevó a la inteligencia aliada a vigilarla.

En 1916 en París, el Capitán Ladoux, le dio la opción de trabajar como agente doble para Francia. Ella aceptó, pero en realidad siguió trabajando para los alemanes desde Madrid, su código era H21. Ladoux, que no se fiaba de Mata Hari, le puso una trampa con la que consiguió que fuera detenida, el 13 de febrero de 1917, ingresó en la prisión parisina de Saint-Lazare

Fue juzgada y condenada a muerte, la sentencia se llevó a cabo el 15 de octubre de 1917 cuando fue fusilada en Vincennes.

Murió mirando a su pelotón de fusilamiento al que lanzó un beso, de los 12 disparos se dice que solo le alcanzaron 4. Margaretha tenía solo 41 años.

Mata Hari el mito

En el año 2014 se desclasificaron por parte del servicio secreto inglés documentos sobre la famosa espía y su juicio y fueron subidos a internet. Lo cierto es que demuestran que Mata Hari podía ser espía, pero no de la importancia que la historia le ha atribuido. Hoy en día probablemente, no hubiera sido condenada. Sin embargo, su mito sigue presente. Mata Hari será siempre recordada como la mejor representante del arquetipo de la Femme Fatale.

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