Edward Bernays fue un sobrino del inventor del psicoanálisis, Sigmund Freud, cuyas ideas sobre el inconsciente utilizó para crear dos elementos que aún dirigen nuestro día a día: la propaganda y las relaciones públicas. Bernays nació en Viena, Austria, el 22 de noviembre de 1891 y vivió más de un siglo, su muerte se produjo en Cambridge, Massachusetts, el 9 de marzo de 1995, su madre fue Anna Freud, hermana de Sigmund.
De origen judío, su familia se afincó en los EEUU., donde Bernays estudió agricultura y periodismo, pero se dedicó a su gran pasión, las comunicaciones.
Puede considerarse como uno de los hombres más influyentes y poderosos del s.XX.
La propaganda la gran invención de Bernays
Leer la obra de su tío le llevo al descubrimiento de la existencia de las pulsiones de tipo inconsciente (el ello) y a concebir que podían ser utilizadas para manipular a la sociedad con fines económicos y políticos: ese coche, que en realidad no necesitas, te hará más feliz ¿quién se resiste?
Realmente él consideraba estos mecanismos de manipulación de masas como algo necesario en las sociedades democráticas, regidas así por un gobierno invisible. En 1928 publicó un libro titulado “Propaganda” en el que explica en detalle todos estos mecanismos. Cuestiones en apariencia baladís como el típico desayuno estadounidense de huevos con panceta, la utilización del reloj de pulsera o la mujer fumadora no existían antes de que Bernays los proyectase.
Bernays el origen del consumismo
Bernays es en buena parte el responsable de la sociedad consumista de hoy en día, “nuestros gobernantes, moldean nuestras mentes, definen nuestros gustos o nos sugieren nuestras ideas” escribe este mago de la manipulación, que mantiene que esto es necesario, los seres humanos deben cooperar para vivir en una sociedad sin sobresaltos.
"Those who manipulate this unseen mechanism of society constitute an invisible government which is the true ruling power of our country. We are governed, our minds are molded, our tastes formed, our ideas suggested, largely by men we have never heard of." (((Edward Bernays))) pic.twitter.com/T2PnYddTG6
— brutalhonesty (@werebeingplayed) 16 de noviembre de 2017
La propaganda no solo fomenta el consumo, estimulando determinados sectores de la economía (véase el de la carne de cerdo) sino que también divide la opinión entre dos tendencias políticas, evitando la fragmentación de candidatos que podría conducir a lo que Bernays consideraba un caos.
Mantenía, siguiendo las ideas de Freud, que las masas actúan siguiendo impulsos inconscientes o irracionales, pero la élite, especialmente dotada para el liderazgo, podría controlarla a través de los mecanismos que él proponía, satisfaciendo sus deseos inconscientes.
Wilson, Hoover, Eisenhower y Calvin Coolidge fueron algunos de los presidentes de los EE.UU. a los que asesoró y multitud de marcas triunfaron en el mercado gracias a sus métodos publicitarios.
El Reina Sofía profundiza en esta figura a través del ciclo que dedica al periodista Adam Curtis, el 4 de diciembre se proyectará su obra “El siglo del yo”.
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