El éxito cosechado por Himno a la alegría permite a Miguel Ríos, consolidarse en el mundo de la música. La cantidad de actuaciones que efectúa a largo del mundo, gracias sobre todo a la versión en inglés de la canción, le hace ganar en experiencia y en parámetros a la hora de plantearse su carrera. Emplea muy bien el dinero ganado y se convierte en accionista de Panrico, gracias a los amigos que tiene en los veteranos del Real Madrid con los que juega semanalmente al fútbol, otra pasión del granadino. Así, que lo invertido le hace ganar en estabilidad económica y en un futuro próximo, le facilitará embarcarse en proyectos sin el miedo a una ruina económica y profesional.

En 1970 sale a la luz, Despierta, el segundo disco de su carrera en el que se incluye Himno a la alegría. Un trabajo más profundo y reflexivo que el anterior, en el que participa más como compositor, sobre todo de letras como en Miss Matos, la hermosa balada Ella se fue y en el que se deja influir por los sonidos anglosajones, por la música psicodélica del momento como por ejemplo en Recuerdos, que contienen ecos de Jimi Hendrix. Se deja sentir el Ruequenrol que siempre ha venerado en la versión que realiza del Rock de la cárcel, y fruto también del momento y del estilo de la época, el rock sinfónico y orquestal de la época en Despierta de la que también es coautor.

En definitiva, un disco más trabajado, más profundo y que nos va acercando al Miguel Ríos que conocemos.

Alguien que entiende la música como algo más que cantar canciones de amor.

Todo ello se hace notar en su siguiente disco, unidos (Hispavox, 1971), un disco en el que hay mucha influencia de la música de la época, qué conecta con lo de afuera, con las corrientes de pensamientos del momento, el movimiento hippie, la comunión de hermanos...

Todo eso que promulgaba la letra del himno a la alegría sigue más presente aún y se nota en los intentos sonoros de continuar la senda emprendida en el disco anterior en la idea de continuar con formula que tanto resultado obtuvo.

Para gustos los colores y la verdad, a mí este disco no me gusta mucho. Veo positivo su intento por abrirse a los nuevos sonidos que va descubriendo en sus viajes al continente americano, en los que va escuchando y me parece que como artista su actitud es irreprochable, pero el resultado de este disco no es el Miguel Ríos que uno desea escuchar.

El intento queda loable y como pieza curiosa está bien, su voz en canciones como Yo creo en ti, El refugio es 100% Ríos, la producción es muy rica en sonido, pero el disco en su conjunto aburre, o mejor dicho me aburre.

Supongo que es un LP que hay que analizarlo en el contexto del momento. Un disco que quizás así encajara mejor, pero escuchar una versión hoy en día de Here Comes The Sun, me resulta chocante y Unidos me parece una secuela y para secuelas El Padrino II.