Salvando las distancias entre un óleo y un carboncillo, una figura femenina vestida ante un paisaje difuminado de fondo y una desnuda ante un fondo neutro de trazos grises y blancos, las protagonistas de ambas obras presentan tantos parecidos que bien podrían ser la misma persona.

El cuadro más popular de la historia del Arte, la Mona Lisa, podría (como la Maja Vestida de Goya) tener su trasunto desnudo, la Donna Vanna. No es descabellado si nos atenemos a la misma mirada en ambas obras que enfrenta directamente al observador, entre divertida e inquisitiva.

Y a esa media sonrisa, que ha levantado tantos ríos de tinta, y que en el carboncillo, si se me permite, resulta bastante más provocativa. También es la misma la postura de tres cuartos y el recogimiento de las manos. Aunque la Gioconda carece de las evidentes connotaciones eróticas de la Donna Vanna

Un carboncillo renacentista largo tiempo protegido

La agencia AFP publicó la opinión dada por algunos expertos del Museo del Louvre, que valoran que tras este carboncillo esté la mano del gran Leonardo Da Vinci. El dibujo que se encontraba protegido desde 1862, en el Museo Condé situado en el palacio de Chantilly (Oise), junto a otras obras renacentistas, legadas en 1897 por Henri de Orleans, Duque de Aumal, nunca había salido de allí, pues su estado es sumamente delicado.

El carboncillo habría sido comprado como obra de Leonardo por el duque de Aumal en el año 1862, por un precio, elevado para la época, de 7.000 francos, aunque posteriormente los expertos lo atribuyeron a alguno de los colaboradores del maestro florentino, o quizás a una variación de tipo erótico bastante posterior.

La obra en el ‘quirófano’ de los expertos del Museo del Louvre

Ahora, lleva un mes en los sótanos del Louvre de París, centro especializado en restauración, pasando por diversas pruebas, que se asemejan a las puede realizar un enfermo en un hospital, como la reflectografía de infrarrojos, la luz rasante, la radiografía…De momento han conseguido datar el papel a caballo entre los siglos XV y XVI, concretamente entre 1485 y 1538 y además saben que tendría procedencia italiana.

Son pues fechas similares a la realización del cuadro “La Gioconda” que se realizó más allá de 1503, al final de la vida del maestro Leonardo.

Los expertos mantienen que se trata de un trabajo preparatorio para un cuadro al óleo, la silueta del dibujo, tiene unos pequeños agujeros, que revelan que podría haberse utilizado para traspasar el dibujo a un lienzo. Se trata de una doble hoja encolada de 72x54 cm. dimensiones similares a las de la Gioconda. Destacan la calidad del dibujo del rostro y de las manos.

Muy cerca de descubrir la mano de Leonardo Da Vinci

Bruno Motti, experto en Restauración del museo del Louvre pide prudencia pues hay detalles que aún hacen dudar, por ejemplo todo el mundo sabe que Leonardo Da Vinci era zurdo, y hay evidencias de que los trazos hechos alrededor del rostro, que son difíciles de apreciar a simple vista, están ejecutados por una mano diestra, pero los análisis de los expertos revelaron que se habían hecho posteriormente.

Por otro lado hay “marcas de vacilación” en el dibujo de las manos, lo que indicaría que no se trata de una copia, además en aquella época no todo el mundo dominaba la técnica del sfumato, esa gradación natural que en este carboncillo vemos en la cara, las manos y especialmente en las sombras.

Leonardo da Vinci celebración por el 500 aniversario de su muerte

Todo este trabajo de pruebas y estudios se enmarca en la preparación de la celebración en el mes de junio del año 2019 del 500 aniversario de la muerte de Leonardo Da Vinci, con una gran exposición en París y Chantilly. La intención es la de exponer entre el resto de obras, este carboncillo, en el que los senos desnudos son representados siguiendo el ideal de perfección del concepto de belleza renacentista. La intención del museo Condé es reunir en una sala las mejores Giocondas desnudas, el colofón perfecto sería tener una pintada por la mano del maestro.