El comúnmente conocido padre del psicoanálisis, Sigmund Freud (1856-1939), en su obra "Tótem y Tabú" trató de estudiar a través del historial clínico de varios pacientes y los estudios sobre los aborígenes polinesios o australianos entre otros, la posible relación entre la sexualidad y la religión, que a primera vista nos parecería inexistente.
Incesto y exogamia
Para Freud los deseos sexuales que aparecen primeramente en el hombre son los de naturaleza incestuosa, los cuales al ser reprimidos de diversas formas permiten el desarrollo de ciertas estructuras sociales y mentales.
Sin embargo, el tabú (que significa "lo prohibido" en polinesio) del incesto, el cual está presente en todas las sociedades humanas, no se debe a una aversión natural hacia el mismo considerado en su vertiente meramente biológica, sino que la hostilidad hacia él proviene de la visión social negativa que se tiene sobre él. Esto se debe, como argumenta Freud, a que muchas de las teorías de las sociedades primitivas acerca de la reproducción excluyen al propio coito de ser el medio por el que se produce la concepción, dejando su lugar a espíritus o fuerzas naturales.
La exogamia, esto es, el establecimiento de relaciones sexuales exclusivamente entre individuos con ascendencia diversa o pertenecientes a distintas tribus, tiene entonces su origen en la prohibición del incesto.
Esto comportaría la necesidad de salir a buscar las hembras fuera de la propia tribu o familia.
El asesinato del padre
Freud supone entonces que en los tiempos más primitivos de la humanidad eran los machos los que luchaban entre ellos por la posesión de las hembras, de manera que la organización social se daba en hordas, las cuales eran conformadas por el padre, sus hembras y sus respectivos hijos.
Los hijos entonces tenían al padre por autoridad y les estaba vedado cualquier contacto sexual con sus hembras, de manera que habrían de buscar sus propias hembras, ajenas a la horda del padre, para formar ellos la suya propia.
Llegado el momento, dice Freud, "los hermanos expulsados se reunieron un día, mataron al padre y devoraron su cadáver, poniendo así fin a la existencia de la horda paterna".
Los hermanos llevan así a cabo una tarea que sólo podía realizarse de manera conjunta, matar al padre, el cual actúa al mismo tiempo como paradigma y como ser temido. Los hermanos toman su carne para identificarse con él y hacer suyos sus rasgos constitutivos, los cuales quieren heredar y pasar a ejercer. Este momento "constituyó el punto de partida de las organizaciones sociales, de las restricciones morales y de la religión".
Surgimiento de la religión y la moral
Una vez muerto el padre se despierta en los hijos la conciencia de culpabilidad, que lleva a la exaltación de la figura del padre que pasa a identificarse con el animal totémico y sagrado. Pero la conciencia de culpabilidad por el asesinato del padre lleva también a establecer los dos tabú fundamentales del totemismo, que aparecen también en el complejo de Edipo, a saber, la prohibición de matar al tótem (que representa la figura del padre ancestral) y la de realizar actos sexuales con las mujeres pertenecientes al tótem.
Para Freud en el surgimiento de este sentimiento de culpa y en el intento de expiarla se da el surgimiento de los rasgos fundamentales de la religión. La forma de expiar la culpa inicialmente se da mediante la comida totémica en la que se ingiere la carne del animal tótem y es necesario que estén presentes todos los miembros de la tribu, de esta manera entran en unidad de esencia con el padre al cual guardan respeto a cambio de su protección. Este origen de las prácticas religiosas tiene analogías directas con las religiones de nuestro tiempo, pues recordemos que para los católicos de nuestros días la comunión en la eucaristía se trata de la participación común del cuerpo y sangre de Cristo y lo que se obtiene a través de ella es la salvación.
Además del surgimiento de la religión, Freud atribuye al fenómeno del asesinato del padre el surgimiento de las leyes morales y de los primeros sistemas penales de la humanidad. Esto se debe a que los hermanos poniéndose en lugar del padre, que ha perecido, y para no terminar como él se obligan mutuamente a no hacerse lo que le hicieron al padre, entonces instituyen el que fuese el mandamiento constitutivo de todas las religiones y la base de los sistemas penales, el "no matarás". Así Freud ha conseguido establecer una línea argumental que liga las tendencias sexuales más primitivas, las incestuosas, tanto al surgimiento de la religión como al de la moral y las leyes penales.