Con el nombre de Sigismund Schlomo Freud, nació en 1856 en la actual República Checa. Nació en el seno de una familia judía. Fue el hijo mayor, teniendo otras cinco hermanas y un hermano.

Una introducción a sus orígenes

Además, tenía hermanastros de un matrimonio anterior de su padre. Cuando era pequeño, su familia se trasladó a Viena esperando poder recuperar algo de estabilidad, después de que a su padre le fuera mal con su negocio de lanas. Según el propio Freud, tuvo una educación laica por lo que no tuvo lazos profundos con el judaísmo en el sentido religioso o nacionalista, pero sí se sintió identificado con su cultura.

Aunque sus padres pasaron por etapas malas económicas siempre trabajaron mucho para poder pagarle una buena educación y cuando tenía diecisiete años, ingresó a la Universidad de Viena para estudiar medicina, en un ambiente donde se respiraba antisemitismo. Más tarde, cambió su nombre y fue un estudiante poco convencional pero eficaz según comenta su profesor E. Brücke.

La interpretación de los sueños

Mucho tiempo pasó hasta que llegó a escribir su obra más importante e influyente llamada "La interpretación de los sueños", iniciando así un movimiento que adquirirá mucha fama, llamado psicoanálisis. Debido a la sociedad en la que vivía, donde a las personas les costaba entender nuevas hipótesis sobre la mente humana, decidió formar un grupo de adeptos.

Ellos formarían el inicio de lo que llegaría a ser el movimiento psicoanalítico. Es entonces cuando sus ideas comienzan a resultar más atractivas para las grandes masas y comienzan a expandirse como la seda.

El gusto por la cocaína

Y aunque sabemos mucho de su obra "La interpretación de los sueños" y de su incesante trabajo en el psicoanálisis, de lo que menos se habla es de que Freud fue uno de los primeros en consumir Cocaína y, además, defenderla.

Creía fervientemente que servía de cura para enfermedades mentales e incluso físicas, como por ejemplo, la depresión.

No obstante, acabó reconociendo que esta sustancia era segura si se aplicaba como anestésico y que en el resto de aplicaciones podía resultar arriesgado ya que se terminaba por desarrollar una adicción y con el tiempo se podía caer en una sobredosis.

Aunque dejó de recomendar la cocaína, la siguió consumiendo para trata la depresión, migrañas y sinusitis. Una cosa llevó a la otra y al final muchos creen que sus ideas psicoanalistas surgieron a raíz de su consumo de cocaína.