Si en reportajes anteriores he hablado de la doble faceta de director/actor, con dos ejemplos de realizadores actuales como Clint Eastwood o Woody Allen, el inminente estreno de su nueva película es una ocasión excepcional para hablar de su equivalente británico.
La sombra de Shakespeare es alargada
Si por algo se caracterizó el fulgurante inicio de la carrera de Branagh fue por adaptar obras del más famoso de los dramaturgos para la gran pantalla.
Nació en Irlanda del Norte, pero con la edad de nueve años, para evitar los conflictos violentos, su familia se trasladó a Reading, Inglaterra.
De esa manera el pequeño Ken, tuvo que aprender a disimular su acento para cambiarlo por un británico más puro. Quizás este fue uno de los motivos por los que decidió ser actor, unido a la fascinación que tuvo al ver actuar a Derek Jacobi (presente luego en casi todos sus films). Recién cumplida la mayoría de edad entra en la "Royal Acadedmy of Dramatic Art" para demostrar ser un joven prodigio del teatro, en el que recibía grandes elogios desarrollando esa doble faceta que luego irá tan unida a su carrera.
Tiempo después de una buena y merecida fama, aunque en ocasiones le acusasen de megalómano, debuta como director en el Cine con la adaptación de Shakespeare, Enrique V, en la que también interpreta el papel del protagonista.
No era la primera adaptación de esta obra ya que Sir Laurence Olivier lo había hecho en 1944 también como actor y director. Esta nueva versión de 1989 recibió enormes elogios, además de tres nominaciones a los premios Oscar, entre los que destacan a nivel particular como mejor director y mejor actor. En ese reparto estaba su entonces esposa Emma Thompson, su admirado Derek Jacobi, Ian Holm, Judi Dench y un jovencísimo Christian Bale al que entonces le quedaba pequeño el traje de Batman.
¿El nuevo Laurence Olivier o el nuevo Orson Welles?
Dos años más tarde dirige y protagoniza "Morir todavía", un thriller con su esposa, Derek Jacobi, Andy García y Robin Williams que le hace ser comparado con el mismísimo Orson Welles. Al año siguiente firma en su doble vertiente, uno de sus films más célebres: Los amigos de Peter.
Una comedia coral sobre un grupo de amigos que se reencuentran diez años después. Además de ser uno de los intérpretes está acompañado de nuevo por Emma Thompson, el fantástico cómico Stephen Fry y un Hugh Laurie quién no se había convertido aún en el Dr. House.
Con una carrera imparable a película casi por año dirige y protagoniza en 1993 otra adaptación de Shakespeare, Mucho ruido y pocas nueces, convirtiéndola en una fantástica comedia, en la que es acompañado por un florido reparto en el que destacan su entonces esposa, Denzel Washington, Keanu Reeves o Michael Keaton. Sin embargo un año más tarde fracasa adaptando la novela más célebre de Mary Shelley, "Frankenstein" en la que además de dirigir interpreta al doctor Victor Frankenstein cuya criatura es representada por un irreconocible Robert De Niro.
Su protagonista femenina, cambia en esta ocasión a una virtualmente desconocida entonces Helena Bonham-Carter que sustituye a Emma Thompson no solo como musa, sino como pareja de Branagh en la vida real, tiempo antes de convertirse en la mujer de Tim Burton. Se le acusa de presuntuoso por adaptar de manera tan fallida el clásico de terror y quizás pensar que se puede atrever con proyectos de tales dimensiones con resultados tan dispares.
Para contrarrestar estas malas críticas dirige en 1995 sin actuar, una modesta película llamada "En lo más crudo del invierno" en la que sin grandes estrellas cuenta una historia casi biográfica sobre un director que pretende hacer un montaje teatral de Hamlet.
El film recibió muy buenas apreciaciones por lo que un año más tarde, se atrevió a hacer lo que el protagonista de ese largometraje: Adaptar la obra más relevante de Sir William: Hamlet.
Como tenía muchos antecedentes previos de adaptaciones, decidió hacer una película que fuera todo un espectáculo cinematográfico. Cambió la época, efectuó una dirección visual impresionante y el montaje tiene un ritmo que hace que sus cuatro horas de duración se pasen volando. Probablemente su mejor obra. Además de interpretar (cómo no) al príncipe de Dinamarca, estuvo acompañado de un sinfín de estrellas de las que se puede mencionar a Kate Winslet, Julie Christie, Gerard Depardieu, Robin Williams, Billy Crystal, Charlton Heston, Jack Lemmon, Judi Dench, Sir John Gielgud y su estimado Derek Jacobi como Claudio.
Después de esto, más que Welles se hace evidente su paralelismo con Laurence Olivier.
A partir de aquí se pierde para el cine
Tarda cuatro años en volver al ruedo y lo hace con una extraña adaptación de Shakespeare (again), Trabajos de amor perdidos, de género musical, que dejó contentos a muy pocos. Después de esto no vuelve a sentarse en la silla de director hasta el 2006 que lo hace con dos películas (esta vez sin actuar en ambas): su última hasta la fecha adaptación de Shakespeare, "Como gustéis", y la chocante versión de la ópera de Mozart "La flauta mágica" que pasan prácticamente inadvertidas. Un año después y tras ser convencido por su amigo Jude Law dirige el remake de "La Huella" con pésimas y merecidas críticas dado su atrevimiento a hacer una nueva e innecesaria versión del clásico de Mankiewicz con tan poca sustancia.
Hasta 2011 no vuelve a dirigir un largometraje y lo hace con una película que no tiene nada que ver con su carrera, la adaptación del cómic de la Marvel, "Thor". Simplemente inexplicable. En 2014 vuelve a su doble faceta de director/actor dirigiendo una película de acción y espionaje. Una adaptación de las novelas de Tom Clancy sobre el personaje de Jack Ryan que en los años 80 protagonizaba Harrison Ford. En este caso se llama Operación Sombra y es interpretado por el emergente Chris Pine, con Brannagh encarnando a un espía ruso cuyo acento da casi tanta vergüenza ajena como el propio largometraje.
Después de esto tenemos una insustancial adaptación de "La Cenicienta" en el 2015 con Cate Blanchett para llegar al proyecto del que hoy hablo.
¿Recuperaremos a Kenneth para el buen cine?
No va a ser fácil. Asesinato en el Orient Express es uno de los mayores referentes de las novelas de misterio y en concreto de la gran Agatha Christie. La adaptación de 1974 a cargo de Sidney Lumet es una maravilla del cine de entretenimiento que puede ser contemplada muchas veces por exquisita factura e inolvidable reparto.
El tráiler nos deja ver una gran y espectacular dirección además de los actores, con celebridades como Johnny Depp, Michelle Pfeiffer, Penélope Cruz, Willem Dafoe, su habitual Judi Dench y cómo no, Derek Jacobi. Sin embargo la presentación de personajes al estilo de una película de Tarantino, acompañado de música moderna, bastante alejada de los años treinta en los que transcurre la acción del libro, no genera una buena espina.
También conviene añadir que Branagh interpreta al segundo detective más famoso de la historia del cine y la literatura, el belga Hércules Poirtot adoptando otra vez un extraño acento, que esperemos sea más creíble que el mencionado anteriormente. En el cine Poirot ha tenido dos grandes intérpretes, el gran Albert Finney en la película de Lumet y el inolvidable y entrañable David Suchet en la serie hecha para la televisión británica que ha durado más de dos décadas.
En el libro se describe al detective como orondo, calvo y con un peculiar bigote del que se siente orgulloso. En la encarnación del irlandés solo respeta este último punto para ser absolutamente reconocible en su físico, hecho que hará que sus detractores le vuelvan a acusar de egocéntrico y vanidoso.
En cualquier caso, esperemos que sea una gran versión y de paso la vuelta de una de las figuras más importantes del cine de los 90, al que los buenos aficionados al séptimo arte le echamos de menos.