La película de Hal Ashby titulada en España "Bienvenido Mr. Chance", cuyo nombre original era Being There ("Pasaba por allí"), resumía bastante bien la teoría del oportunismo no premeditado en la figura de Chance (Peter Sellers), un hombre que sin decir cosas coherentes, estaba en el momento y en lugar justo y así llegaba más lejos que nadie.

Esto fue un poco lo que le ocurrió a John Guilbert Avildsen, quien se encontró la oportunidad de su vida cuando la United Artists le ofreció dirigir el guión de una película de boxeo escrita por un actor llamado Sylvester Stallone.

Rocky Balboa vs. Tony Manero

El director de uno de los ídolos más populares de la historia del Cine como el potro italiano, estuvo a punto de serlo de otro de los referentes italoamericanos más célebres como el personaje interpretado por John Travolta en Fiebre del sábado noche.

Fue expulsado de ese rodaje por motivos tan lógicos como sus enfrentamientos con el protagonista y también por querer quitar gran parte de la música creada por los Bee Gees, sin la que el film perdería gran parte de su única personalidad. Como curiosidad cabe destacar que la infame segunda parte de la película al finalmente terminada por John Badham, llamada Stayin Alive, fue dirigida por... ¡Sylvester Stallone!

Y el Oscar es para...

Rocky es un film cuyo creador e impulsor con diferencia es sin lugar a dudas Sylvester Stallone. El actor la escribió cuando era un virtual desconocido y había actuado en muy pocas películas (además de la que los que los más avispados se están dando cuenta que estoy obviando), Klute de Alan J. Pakula, Bananas de Woody Allen o Adiós Muñeca de Dick Richards en los que interpretó papeles muy secundarios.

Por este hecho se decidió a escribir la historia de un boxeador blanco de los suburbios de Filadelfia inspirada en la vida de Muhammad Ali.

A los productores Irwin Winkler y Robert Chartoff les encantó el guión y quisieron comprárselo a Stallone inmediatamente, a lo que el actor lanzó un órdago a la grande: sólo vendería el guión si le dejaban protagonizarlo.

Lógicamente dicha oferta fue rechazada, pero Sly se mantuvo en sus trece y no cedió hasta que, un año después, Winkler y Chartoff accedieron a tal arriesgada apuesta. Stallone se puso entonces el mundo por montera y en un alarde de megalomanía pidió también dirigirla, pero esa oferta ya no fue negociable y ahí es donde entra el bueno de Avildsen.

El trabajo del realizador consistió sin grandes alardes, en captar la emoción del guión y dejar que los actores como Burgess Meredith, Talia Shire , Carl Weathers o el mismo Stallone, quienes no eran actores de primer nivel en cuanto a fama resultaran creíbles y empáticos para el público.

Una película innovadora en cuanto a la realización

A nivel cinematográfico en cuanto a lo visual, destacar quizás la valentía a la hora de ser la primera película americana en utilizar la Steadycam.

Un soporte para la cámara, que mediante un complicado dispositivo portado en el cuerpo del operador, permite seguir el movimiento humano a la hora de caminar, sin que la cámara pegue bandazos ni efectúe movimientos bruscos. Aunque la mayor parte de gente piense que el primer film en aplicar dicho dispositivo fuese El Resplandor de Stanley Kubrick fue la película de Avildsen la que con un rudimentario engranaje filmó la famosa secuencia en la que Balboa sube por las escaleras del museo de arte de Filadelfia.

El largometraje fue nominado a diez Oscar, todos en las categorías más importantes. Sly estaba como mejor actor protagonista y mejor guión. Sin embargo, no le dieron ninguno y sí a Advilsen a mejor director.

La cara de el protagonista es todo un poema cuando le otorgan el premio a mejor actor a título póstumo a Peter Finch por la estupenda Network.

La delirante segunda parte de la saga y sus dos siguientes e igualmente alucinógenas entregas fueron dirigidas por Sylvester cumpliendo su plan inicial. Cabría pensar que Avildsen era el que le daba cordura a la historia original sino fuera porque se encargó de la dirección de nuevo de esa comedia no pretendida que es la quinta parte.

Su carrera en el cine

Su carrera no fue especialmente maravillosa. Antes de las películas mencionadas, había conseguido cierta fama por Salvar al tigre en 1973 que le propició un Oscar a mejor actor al gran Jack Lemmon. Después de que le llegara el éxito, hizo bueno aquello de que "crea fama y échate a dormir" porque no volvería a hacer ninguna película digna de mención exceptuando el éxito comercial de los 80 Karate Kid y su posterior secuela.

A pesar de ello, ha pasado a la historia por haber estado en el momento y en el lugar justo.

John G. Avildsen y Sylvester Stallone mantuvieron una buena amistad a lo largo del tiempo. De hecho al conocerse el fallecimiento el pasado sábado del director, Sly a través de su cuenta de Facebook publicó el siguiente mensaje: "El gran director John G. Avildsen, quien ganó el Oscar por dirigir Rocky, descansa en paz. Estoy seguro de que seguirás dirigiendo grandes hits en el cielo. Gracias".