Quien haya leído a Gabriel Bertotti, La aventura ausente (2010), Luna Negra (2012) Los techos de agua (2015), notará en este libro una clara evolución en el autor. No es que Bertotti haya aprendido escribiendo, tampoco que antes intentaba demostrarnos algo y ahora lo consigue, menos aún que haya conseguido un estilo propio, simplemente, en Margen crítico, parece haber encontrado todas las palabras. Tenerlas todas a su disposición y disponer de ellas como las herramientas del mago, en el Tarot de Marsella, para escribir sobre libros, escritores, poesía y ficciones, vida y literatura.
Porque de todo esto habla este libro, de lo que a Gabriel Bertotti le gusta, le inspira, lo mantiene vivo y le hace feliz y quiere compartir con nosotros.
Editado por el sello mallorquí Món de llibres y estructurado como un conjunto de relatos breves, a los que el autor llama “ficciones mestizas”, Margen Crítico aborda diversas cuestiones que tienen que ver con el mundo literario, pero no es un libro para lectores eruditos. Lejos de transmitir un saber enciclopédico o profesoral, aunque no exento de sabiduría, a Bertotti le da igual que el lector sepa o no de qué libro o de qué escritor está hablando, porque de lo que se trata es de disfrutar de cada relato en sí mismo. Qué mejor forma de enseñar literatura, de presentarla para que nos enamoremos de ella, que la propia ficción.
Aceptando la impronta de los orígenes, de la literatura argentina, rendido bajo la sombra de Jorge Luis Borges, que recorre y ampara a todo este libro, Bertotti nos habla de “Libros que no son”, de escritores y personajes apócrifos (S.L. Martínez, Los Hermanos Guerrero), de escritores mallorquines que vaya uno a saber si existieron o no, entre otros muchos homenajes al duro oficio del escritor.
Con elegancia, benigna ironía y un humor muy especial, más o menos cercano, pero digerible en cualquier lector, esta primera parte parece estar dedicada a la “excelsa literatura”.
En una segunda parte, siempre a través de relatos cortos Bertotti nos habla de libros en serio, contundentes, haciendo una férrea defensa del “objeto libro”, de aquel objeto, de palabras y de arte, que podemos tocar y acariciar, perder, encontrar, amar y hasta ver envejecer junto a nosotros mismos.
También de las experiencias lectoras, de libros como Rayuela, de Julio Cortázar, que pueden cambiarte la vida, de libros mágicos como el “Tao Te Ching”, o libro de las mutaciones donde empieza todo y nunca nada termina. Unas valientes y curiosas reflexiones acerca de los editores y del mundo editorial acompañan a esta segunda parte del libro, y, entre otras, una sorprendente reseña a un libro llamado “L`allure de Chanel”, de Paul Morand.
Una tercera parte dedicada a los escritores, que sin duda se queda corta, cierra este hermoso libro. Conozco a Bertotti y sé que se han quedado muchos escritores afuera. Con todo, están los imprescindibles: Borges, ya hemos dicho, habita en todo el libro, Adolfo Bioy Casares, Julio Cortázar, Ricardo Piglia, Juan Carlos Onetti, Hemingway, Kafka, y otros tantos más, también célebres, junto a otros menos conocidos, al menos para mí, como Jordi Esteva, Tomeu Matamala, a quienes gracias a las reseñas, o a los relatos también ficticios con los que Bertotti nos presenta sus libros, nos motiva a conocer.
Aunque todo el libro este dedicado a la literatura y toda su lectura termina por homenajearla, la cuarta y última parte habla particularmente de ella. Del oficio de escribir, de la inspiración, de la ficción, de la magia, la locura, y también de la poesía, situando a esta, como ya lo han dicho también muchos otros artistas, en un lugar de privilegio y difícil acceso, aun para consagrados escritores.
Con todo, nunca nadie podrá decirnos cómo es un libro hasta no vivir la experiencia de leerlo, de modo que nos contentaremos con recomendarlo de todo corazón. Por mi parte he leído este libro y lo he sentido como quien recibe un cálido abrazo que hacía tiempo esperaba, y que por fin ha llegado.