Gracias a una nueva Ley recientemente aprobada por el Parlament de Les Illes Balears se prohibirá, en las corridas de toros y en las tradicionales fiestas taurinas, el maltrato sangriento de los toros y su muerte al final del espectáculo. La ley en cuestión (si bien Baleares no tiene jurisdicción para prohibir totalmente las corridas de toros) pese a la oposición de los partidos más conservadores del archipiélago balear, como el Partido Popular y Ciudadanos, que votaron en contra, ha sido finalmente aprobada con el respaldo de partidos ecologistas como el PSIB, Més y Podemos.
La ley de toros
Esta nueva ley, que se está empezando a conocer como “los toros a la balear”, aunque no prohibirá el “correbou de Fornalutx" y también abarca otras áreas de protección hacía los animales como, por ejemplo, prohibir las peleas de gallos, implica corridas exentas de maltrato para el animal, en este caso el toro. Es decir, considera que ni la sangre ni la muerte puede entenderse en pleno siglo XXI y en una sociedad civilizada y democrática, como un espectáculo, festejo o divertimento al que asistir.
Esto, en mi opinión, incluye a los aficionados taurinos de toda la vida, que tendrán que adaptarse a los nuevos tiempos y también a los turistas, sobre todo a los que visitan estas maravillosas islas mediterráneas en busca de emociones fuertes.
El avance de los grupos humanistas y ecologistas, entendidos en un sentido amplio, están logrando que, por ejemplo en Cataluña, se hayan prohibido las corridas de toros. En este caso, como sucede año tras año con el lamentable episodio del Toro de la Vega, de lo que se trata es de no prohibir las corridas de toros, sino de adaptar el arte taurino a los tiempos actuales, donde la sangre y la muerte, insisto, de ninguna manera pueden ser considerados un espectáculo.
Malas noticias para el mundo del toro
Lo que constituye una buena noticia para los toros no lo es tanto para los empresarios y promotores taurinos puesto que la prohibición de abolir el maltrato animal, en estos términos comerciales, disminuye la atracción del espectáculo puesto que no habrá banderillas ni picadores que sangran al animal para debilitarlo.
Por su parte, los partidos políticos que se han mantenido en la oposición, a los típicos argumentos que justifican maltrato animal y muerte en nombre de una tradición y cultura ancestral, agregan que con estas restricciones se está presionando a los promotores de las corridas a dejar de organizar este tipo de espectáculos en territorio balear, con el consiguiente perjuicio económico y cultural que esto supone, agregan, por ejemplo los concejales del Partido Popular.