Siempre es grato ver a la gente leyendo. En las terrazas de los bares, en la playa, en los autobuses, en los trenes o en el metro. En este caso se trata de un extraño e insólito lector, un personaje construido a partir de un juego de palabras (Guylan Vignolles, en francés, ha sido traducido al castellano como Guibrando Viñol) para que los lectores hispanoparlantes captemos también el sentido que, Jean-Paul Didierlaurente, el autor de este libro ha querido darle.
Un libro basado en el París del futuro
La trama tiene lugar en un París futurista, del cual solo quedan algunas referencias, en las calles, en los cafés o en el río de siempre, plagado de recuerdos melancólicos y a distancia considerable del presente, y en otros suburbios parisinos que ya han dejado de ser lo que son para convertirse en meros escaparates turísticos.
Guylain Vignolles, el joven protagonosta de esta novela, tiene por encargo, nada menos que destruir a la literatura. También se plantea un estrambótico juego de amistades, desconocidos, que se encuentran todos los días a la misma hora en un vagón del tren y en donde se conjugan y se mezclan muchos mundos posibles. En su trabajo de destruir a la literatura, Guylan se encarga de eliminar aquellos libros que ya nadie lee, o que ya nadie quiere leer o que ya ha nadie interesan. Mucho trabajo tiene por delante. En esta su primera novela, es de lo más original el planteo que Didierlaurent realiza sobre la importancia de la lectura, de los libros, de el placer de escribirlos y de leerlos. Didierlaurente es un escritor que ha sido distinguido con el Premio Hemingway por otros trabajos literarios y una serie de relatos publicados en Francia.
Con una prosa bastante llana y carente de pretensiones, Jean Paul Didierlaurent, además de entretener al lector, nos invita a algunas reflexiones sobre el mundo pos-moderno, el valor de las cosas, de la amistad sobre todo, y también a considerar , si se quiere, algún punto de vista ético entre lo que está bien y aquello que está mal, entre aquello que se debe o no se debe hacer, más allá de lo políticamente correcto o aceptado por los demás según los cánones culturales de nuestra sociedad actual.
Guibrando Viñol y su desagradable trabajo
En este sentido, Guylan Vignoles o, acepta con resignación un trabajo bastante desagradable, pero al final de cada día de trabajo se las arregla para rescatar de las entrañas de "la cosa" (la máquina que tritura las palabras) algunas páginas, de novelas, libros, cuentos, que han sobrevivido.
Con este material aborda el tren de las 6.27 y se dedica a leerlas en voz alta a los pasajeros que lo acompañan.
Como en la mayoría de las novelas, cuando no es el lenguaje, es la trama la que manda, de modo que Guibrando Viñol un día, como cualquier otro en donde no esperaba nada nuevo, se encuentra de casualidad con un retazo de una obra literaria, que ha rescatado de la destrucción y del olvido, con una lectura que accidentalmente le llevará a plantearse otra forma de vida y a cambiar la que viene llevando hasta ese momento.
Se trata de un libro muy recomendable, agradable y entretenido, sobre todo si estamos de vacaciones y queremos distraernos leyendo y disfrutando con algo original y de ficción. Editado por Seix Barral, Biblioteca Formentor, puede encontrarse fácilmente en cualquier librería o encargarse por internet.