Existen dos grandes paradojas relacionadas con los concursos de belleza, una es que tienen más seguidoras mujeres que hombres (tratándose de la exhibición de bellas muchachas debería ser lo contrario) y la segunda es que se mueven gracias a un engranaje mayoritariamente masculino (patrocinadores, diseñadores de vestuario, productores de espectáculos).
Dejando a un lado las curiosidades, se conoce que estas competencias comenzaron a proliferar a mediados del siglo XX alcanzando todos los ámbitos territoriales. Desde remotas aldeas hasta las grandes ciudades, todos se empeñaban en premiar un ícono de la belleza femenina, interés que ha trascendido hasta la actualidad.
Con el tiempo estos retos han asumido nuevos puntos de vista y en un momento surgió la necesidad de encontrar características adicionales en las concursantes que las enriquecieran como personas a la vez que se va renovando la definición de bello.
En 1955 en Alabama, Estados Unidos, se convocó a un singular certamen que llevaba a extremos el concepto de "Belleza interior" lanzando el "World Posture Queen" (Reina de la Postura) que exigía a la ganadora no solamente ser dueña de una belleza imponente y exquisita elegancia, sino que esa perfección debía ser avalada por el resultado de una radiografía ósea. Los creadores de la insólita iniciativa fueron los miembros de la "Asociación Nacional de Quiroprácticos" (profesión sanitaria que se encarga de la prevención y tratamiento de males que afectan la columna vertebral) gremio que luchaba por conseguir el reconocimiento legal de sus prácticas.
El 50% del puntaje lo aportaba el resultado de los rayos X y en el apretado 50% restante la belleza exterior, virtudes morales y cultura general.
A pesar de que la idea era un poco extravagante, el entusiasmo y la aprobación se extendieron por todo el país llegando a tener un éxito tan significativo que la ganadora del año 1967 fue invitada a visitar la Casa Blanca ocupada entonces por el presidente Lyndon B.
Johnson. Los creadores trataron de innovar una versión masculina pero no resultó.
Remolcada por la atracción que todavía genera este tipo de competencia, la campaña de los quiroprácticos alcanzó su objetivo al difundir ampliamente una especialidad poco conocida, tener excelente acogida entre potenciales pacientes, pero sobre todo porque las autoridades federales legalizaron su práctica.
Conseguido el propósito la Asociación Nacional de Quiroprácticos consideró que ya no tenía sentido continuar con la costosa promoción y celebró el último encuentro en Chatanooga (Tennesse) en 1969.
Años después devino en "inquietud retroactiva" al constatarse el perjuicio que le ocasiona al organismo la exposición inadecuada a los Rayos X. Conocer historias pasadas resulta interesante y a veces muy divertido, pero también nos ayuda a entender mejor la realidad de hoy.