En el mundo cinéfilo saltó la noticia ayer y sorprendió a quienes la leyeron: Hollywood va a hacer el enésimo remake de una película europea. Pero lo hará partiendo de una comedia alemana “de autor”, con un estilo narrativo y unos personajes peculiares, aparentemente imposible de trasladar al ritmo narrativo hollywoodiense.
Es decir, una película radicalmente distinta a lo que Hollywood entiende como Cine. Es la alemana “Toni Erdmann”, que arrasó en los Premios del Cine Europeo, derrotando a las películas de Almodóvar, Loach y Verhoeven. Estuvo nominada a los Globos de Oro y ahora a los Óscar, donde es la gran favorita junto con la iraní “The Salesman”, cuyo director, Ashgar Farhadi, no podrá ir a la gala por el veto del Presidente Trump a los ciudadanos de su país.
Pues resulta que Jack Nicholson, que pronto cumplirá 80 años y lleva siete retirado del Cine, ha visto la película de Maren Ade y le ha encantado, según cuenta la revista americana Variety, especializada en Cine y la más experta en todo lo que se cocina en Hollywood. Le propuso a Brad Gray, de la Paramount, esta idea de un remake americano protagonizado por el veterano actor. Su partenaire femenina será la actriz Kristen Wiig. En la original, son Peter Simonischek y Sandra Hüller, ambos premiados como Mejor Actor y Actriz en los premios europeos.
El productor del remake sería Adam McKay. También estará en la producción la propia directora de la película original, Maren Ade. Todavía no se ha encontrado director para el remake, ni tampoco el guionista del mismo.
El reparto, aparte Nicholson y Wiig, tendría a Will Ferrell (“Melinda y Melinda”). Todos conocemos la obsesión de Hollywood por hacer remakes de películas de otros países y otros idiomas, cuando no de títulos clásicos del propio cine americano. No sabemos si por falta de ideas propias, que sería lo lógico, o por querer enmendar la plana al autor original, o como dicen algunos que porque no les gusta ver películas en un idioma que no sea el suyo.
O por que no les guste que tal personaje haga tal cosa.
Dos ejemplos de esto último: el remake de la francesa “Tres solteros y un biberón”, “Tres hombres y un bebé”, tenía un pequeño lío de drogas que en el original lo dejaban de lado, pero en el remake, hacían que el traficante fuera detenido. O en el de la también francesa “Nathalie X”, “Chloë”, donde convertían a la prostituta contratada para seducir a un marido presuntamente infiel en un melodrama trágico de prostituta perversa y malvada que seduce a una mujer casada, como si vieran el original como una apología de la profesión más antigua del mundo.
Por ello, no sabemos cómo afrontarán el remake. Para empezar, el original dura 162 minutos, es decir, lo que cada entrega de “El Padrino”. Luego, el ritmo lento y muy pausado del original no gustaría al americano profundo. Y menos la escena de cama entre la protagonista y un compañero de trabajo o su fiesta de cumpleaños, que por un vestido roto acaba convirtiéndose en una fiesta nudista, que para la gente de los Estados del “Cinturón de la Biblia” serían casi de cine para adultos, cuando no es eso para nada.