Confirmada y desmentida continuamente por diversos arqueólogos y especialistas, la existencia de una cultura desarrollada en el oeste de Andalucía es uno de los ENIGMAS más relevantes del panorama arqueológico español de los últimos tiempos.

Mientras los expertos parecen jugar una partida de ping-pong eterna, con datos interesantes tanto en un sentido como en el otro, lo cierto es que tanto en la provincia de Cádiz como en la de Huelva se producen periódicamente descubrimientos que hacen sospechar a muchos sobre la posibilidad de que realmente hubiera existido una cultura neolítica que hubiera surgido independientemente de la influencia posterior de los fenicios.

Culturas que conocían la industria del cobre y del oro, como muestran los ajuares funerarios hallados en la zona.

Andalucía, filón de la Arqueología española

En ocasiones esos asentamientos están datados en torno al II milenio anterior a Cristo, es decir, más de 1000 años anterior al primer desembarco fenicio en nuestras costas. Sin embargo, sin fuentes directas, más allá de rumores o leyendas, es difícil concretar qué tipo de relación tenían esos asentamientos entre sí.

Pero sí es interesante anotar que es en Andalucía donde se concentran gran parte de los núcleos tardo-neolíticos (4000-3000 a.C.) más importantes del país, como los dólmenes de Antequera, Los Millares o El Argar. Es una circunstancia que puede indicar la existencia de una civilización.

O al menos lo hace probable.

El lastre de la vinculación con la Atlántida

En concreto sobre Tartessos se ha escrito mucho, y también se ha fantaseado bastante. Sobre la probable cultura del sudoeste andaluz ha caído, desde siempre, el estigma de la vinculación con la Atlántida platónica y, por lo tanto, eso ha hecho que desde muchos sectores se tienda a ver con extremo escepticismo cualquier intento de análisis sobre la cuestión.

Cabe obviar, a primera vista, todo tipo de fantasía onírica como las que a principios del siglo XX expuso Schulten en sus libros o la que Freund mostró hace pocos años en el documental Finding Atlantis. Sus ideas maximalistas enturbian todo lo que pueda haber de cierto en la existencia de Tartessos, que por otra parte, observando la gran cantidad de sitios arqueológicos hallados en Huelva y Cádiz, tampoco debería ser desdeñada con la facilidad con la que muchos lo hacen.

Argumentan estos escépticos, y lo hacen con razón, que no se han hallado evidencias lo suficientemente notables como para indicar la existencia de una civilización desarrollada en un tiempo anterior a los fenicios, aunque también es cierto, y entra dentro de una lógica que se ha cumplido casi siempre en Arqueología, que nos hace observar que lo que no se ha encontrado aún podría encontrarse más tarde o, incluso, haberse encontrado ya, pero permanecer desapercibido.

Doñana como posible solución del misterio

El campo de batalla sobre la cuestión de la existencia de Tartessos se ha trasladado en los últimos tiempos a las marismas de Doñana. Supuestas fotografías tomadas por satélite, y registros tomados por sondeos de radar parecen indicar la existencia de estructuras artificiales sumergidas, aunque dicho punto aún no ha podido confirmarse.

No es fácil distinguir a simple vista una estructura artificial de una formación natural cuando lleva siglos, o tal vez milenios, sumergida bajo las aguas.

En cualquier caso, el debate sigue abierto. La Arqueología española debe seguir investigando para desvelar uno de sus mayores misterios.