Venir al mundo en una familia donde tu madre es la modelo Marcheline Bertrand, tus padrinos los actores Maximillian Schell y Jacqueline Bisset, y tu padre el famoso intérprete que había protagonizado Cowboy de medianoche y Deliverance y que poco después de nacer tú ganaría el Oscar como mejor actor por El regreso, solo ha podido pasarle a Angelina Jolie.

Rodeada de celebridades era lógico que aquella niña que ya destacaba por sus carnosos labios, se dedicara al mundo del espectáculo y superase en fama a todos aquellos con los que creció. Relaciones complicadas con su padre aparte, Angelina Jolie siempre tuvo un parecido innegable con él y de él heredó su naturalidad y versatilidad frente a la cámara.

El Oscar, por Inocencia interrumpida, a la mejor actriz secundaria, llegaría cuando aún estaba buscando su sitio en Hollywood, lugar que la consolidaría cuando se transformó, sin ninguna dificultad, en Lara Croft para dar vida a la heroína de los videojuegos en el film más esperado del año, Tomb Raider.

Una vez alcanzada la cúspide, convertida en la gran dama del Cine de acción del momento, alternó maravillosos experimentos como Sky Captain y el mundo del mañana con el cine de animación, prestando su voz a Lola en El espantatiburones, o producciones escasamente comerciales pero muy aplaudidas: El buen pastor y Un corazón invencible.

Cinematográficamente, además de por su merecido Oscar, muchos la recordarán por su papel de madre desesperada por encontrar a su verdadero hijo en uno de los últimos hitos de Clint Eastwood, El intercambio, por la que fue nuevamente candidata al Oscar.

Aunque no debemos olvidar su gran éxito como Maléfica, el controvertido film de Disney acerca de la malvada bruja de La bella durmiente contado en acción real.

Pero Angelina es también famosa por su vida privada: su extraña relación con su hermano, con gran cantidad de mujeres, según sus propias palabras, por sus matrimonios escandalosos y fallidos y por su feliz unión con el actor Brad Pitt, con que tiene nada menos que 6 hijos, 3 biológicos y otros tantos adoptados.

Porque Jolie es, también en su faceta alejada de los brillos y los focos, una activista ejemplar a la que la vida le cambió cuando fue a Phnom Phen, capital de Camboya, para rodar el primero de los dos Tomb Raider. El resto es historia, tan increíble como bonita: que una estrella como Angelina se involucrara tanto con la parte más desfavorecida del mundo la elevó a un estatus al que pocos nombres tan grandes han accedido.

Su interés por todo lo que esté alejado del glamour la llevó a contar la guerra de Bosnia en su primer film tras las cámaras, la durísima En tierra de sangre y miel. La experiencia debió gustarle porque desde entonces se ha volcado más en la dirección, dejando un poco de lado a la intérprete que lleva dentro, aunque en estos momentos está terminando By the sea, su tercer trabajo como directora, con ella misma y su marido en los papeles protagonistas. Y solo tiene 40 años.